PRIMERA LECTURA
Si explotáis a viudas y huérfanos se encenderá mi ira contra vosotros
Lectura del Libro del Éxodo 22, 21-27
Esto dice el Señor:
No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque si los explotas y ellos gritan a mí yo los escucharé.
Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo,
no serás con él un usurero cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo se lo devolverás antes de ponerse el sol,
porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar?
Si grita a mí yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab
V/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
V/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
V/. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
V/. Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tu diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu ungido.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.
SEGUNDA LECTURA
Abandonasteis los ídolos para servir a Dios y esperar
la vuelta de su Hijo
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10
Hermanos:
Sabéis cual fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.
Desde vuestra comunidad, la Palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes; vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra del castigo futuro.
Palabra de Dios
EVANGELIO
Amarás al Señor tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo
+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba:
—Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
El le dijo:
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.»
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
Palabra del Señor
sábado, 25 de octubre de 2014
SÁBADO DE LA VIGÉSIMA NOVENA SEMANA
PRIMERA LECTURA
Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 4, 7-16
Hermanos: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres».
El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5.
V/. Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.
R/. Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.
V/. Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor» Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R/.
V/. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R/.
V/. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia en el palacio de David. R/.
EVANGELIO
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén ? Os digo que no.
Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde ? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Palabra del Señor.
Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 4, 7-16
Hermanos: A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres».
El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5.
V/. Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.
R/. Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.
V/. Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor» Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R/.
V/. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus, las tribus del Señor. R/.
V/. Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia en el palacio de David. R/.
EVANGELIO
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén ? Os digo que no.
Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde ? Pero el viñador contestó: Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Palabra del Señor.
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