viernes, 2 de agosto de 2024

NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES, Patrona de Costa Rica



2 de agosto 
NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES,
 Patrona de Costa Rica



   La ciudad de Cartago, como muchas otras en la época colonial, segregaba a los blancos de los indios y mestizos. A todo el que no fuera blanco puro se le había prohibido el acceso a la ciudad, donde una cruz de piedra señalaba la división y los límites.

   Estamos en los alrededores del año 1635, en la sección llamada "Puebla de los Pardos" y Juana Pereira, una pobre mestiza, se ha levantado al amanecer para, como todos los días, buscar la leña que necesita. Es el 2 de agosto, fiesta de la Virgen de los Angeles, y la luz del alba que ilumina el sendero entre los árboles, le permite a la india descubrir una pequeña imagen de la Virgen, sencillamente tallada en una piedra oscura, visiblemente colocada sobre una gran roca en la vereda del camino. Con gran alegría Juana Pereira recogió aquel tesoro, sin imaginar que otras cinco veces más lo volvería a hallar en el mismo sitio, pues la imagen desaparecía de armarios, cofres, y hasta del sagrario parroquial, para regresar tenazmente a la roca donde había sido encontrada. Entonces todos entendieron que la Virgen quería tener allí un lugar de oración donde pudiera dar su amor a los humildes y los pobres.

   La imagen, tallada en piedra del lugar, es muy pequeña, pues mide aproximadamente sólo tres pulgadas de longitud. Nuestra Señora de los Ángeles lleva cargado a Jesús en el brazo izquierdo, en el que graciosamente recoge los pliegues del manto que la cubre desde la cabeza. Su rostro es redondeado y dulce, sus ojos son rasgados, como achinados, y su boca es delicada. Su color es plomizo con algunos destellos dorados como diminutas estrellas repartidas por toda la escultura.

   La Virgen se presenta actualmente a la veneración de sus fieles en un hermoso ostensorio de nobles metales y piedras preciosas, en forma de resplandor que la rodea totalmente, aumentando visualmente su tamaño. De la base de esta "custodia" brota una flor de lis rematada por el ángel que sostiene la imagen de piedra. De esta sólo se ven los rostros de María y el Niño Jesús, pues un manto precioso la protege a la vez que la embellece.

   La "Negrita" como la llama el cariño de los costarricenses, fue coronada solemnemente el 25 de abril de 1926. Nueve años más tarde, su Santidad Pío XI elevó el Santuario de la Reina de los Angeles a la dignidad de Basílica menor.

   A Cartago llega un constante peregrinar de devotos que vienen a visitar a su Madre de los cielos; muchos entran de rodillas, como acto de humildad y de acción de gracias y luego van a orar ante la roca donde fue hallada la bendita imagen. Esta piedra se ha ido gastando por el roce de tantas manos que la acarician agradecidas mientras oran, dan gracias y piden alivio a su dolor, sus sufrimientos o sus necesidades. Debajo de esta piedra brota un manantial cuyas aguas recogen los que acuden en busca de la misericordia y la salud.  El agua es signo del bautismo. No hay otra cosa que mas quiera la Virgen a que vivamos profundamente las gracias de nuestro bautismo.

SAN PEDRO JULIÁN EYMARD, Confesor


   2 de agosto
 SAN PEDRO JULIÁN EYMARD,
 Confesor







   El mes de julio de 1799 había pasado por La Mure el Papa Pío VI, prisionero del Directorio. Durmió en la pequeña ciudad y a la mañana siguiente dio su bendición al pueblo apiñado en la plaza.  


   Y la bendición del anciano Pontífice germinó en santidad. 


   Cinco años más tarde llegaba allí un rico labrador arruinado en los días de la Revolución y ahora afilador ambulante. Era un buen cristiano y buen trabajador. Las cosas le fueron bien y pensó rehacer su hogar casándose en segundas nupcias. En aquel hogar nació el Beato Pedro Julián Eymard, el 4 de febrero de 1811. Encontró dos hermanastros, Antonio, que desapareció muy pronto enrolado en los ejércitos de Napoleón, yendo a jalonar con su tumba anónima los caminos de Rusia, y Mariana.  

SAN EUSEBIO DE VERCELLI, Obispo y Mártir

2 de agosto

SAN EUSEBIO,
Obispo y Mártir
La voluntad de Dios es que seáis santos.
(1 Tesalonicenses, 4, 3).


   San Eusebio, obispo de Vercelli, fue exilado en Palestina por haber sostenido, en el Concilio de Milán, la fe de Nicea contra los obispos arrianos protegidos por el emperador Constancio. Las cartas que escribió a su pueblo desde el fondo de su confinamiento nos revelan la inaudita crueldad de los arrianos para con él y la admirable firmeza de su fe. Después de la muerte de Constancio, no quiso aprovecharse del permiso concedido a los obispos exilados para volver a sus diócesis, sino después de haber asistido al Concilio de Alejandría, y recorrido las provincias de Oriente inficionadas de arrianismo para hacer volver a los extraviados. Murió en Vercelli hacia el año 370.

VIERNES DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
El pueblo se juntó en el templo del Señor

Lectura del Profeta Jeremías 26, 1-9

Al comienzo del reinado de Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra del Señor a Jeremías: Así dice el Señor: Ponte en el atrio del templo y di a todos los ciudadanos de Judá que entran en el templo para adorar, las palabras que yo te mande decirles; no dejes ni una sola.
A ver si escuchan y se convierte cada cual de su mala conducta, y me arrepiento del mal que medito hacerles, a causa de sus malas acciones.
Les dirás: Así dice el Señor: Si no me obedecéis cumpliendo la ley que os di en vuestra presencia, y escuchando las palabras de mis siervos los profetas, que os enviaba sin cesar (y vosotros no escuchabais) ; entonces trataré a este templo como al de Silo, y a esta ciudad la haré fórmula de maldición para todos los pueblos de la tierra.
Los profetas, los sacerdotes y el pueblo oyeron a Jeremías decir estas palabras en el templo del Señor.
Y cuando terminó Jeremías de decir cuanto el Señor le había mandado decir al pueblo, lo agarraron los sacerdotes y los profetas y el pueblo, diciendo: Eres reo de muerte.
¿Por qué profetizas en nombre del Señor que este templo será como el de Silo, y esta ciudad quedará en ruinas, deshabitada? Y el pueblo se juntó contra Jeremías en el templo del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 68, 5. 8-10. 14
V/. Que me escuche tu gran bondad, Señor.
R/. Que me escuche tu gran bondad, Señor.


V/. Más que los pelos de mi cabeza son los que me odian sin razón; más duros que mis huesos, los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver lo que no he robado? . R/.


V/. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.


V/. Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. R/.



EVANGELIO
¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga.
La gente decía admirada: ¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas ? ¿No viven aquí todas sus hermanas ? Entonces, ¿de dónde saca todo eso ? Y desconfiaban de él.
Jesús les dijo: Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.
Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Palabra del Señor.