| 
  | 
  | 
13 de febrero 
Peligros en poblado, peligros en 
despoblado,
peligros en el mar.(2 Cor. 11, 26).
peligros en el mar.(2 Cor. 11, 26).
San Martiniano se retiró al desierto a la edad de 18 años. Llegóse allí el demonio a tentarlo. Estaba a punto de sucumbir y abandonar su celda, cuando fue detenido por este pensamiento: ¡Desdichado, Dios te ve! Rechazó la tentación y volvió a emprender, con mayor ardor, sus ejercicios de piedad. Redobló el demonio sus esfuerzos para arrancarlo de la soledad y arrojarlo al mundo, donde esperaba hacerlo abandonar el servicio de Dios: pero San Martiniano triunfó de sus ataques por medio del ayuno, la mortificación y la oración. 
  I. Estarás expuesto a las tentaciones 
durante todo el curso de tu vida; las encontrarás en todas partes, tengas la 
edad que tengas y cualquiera sea tu condición; deberás siempre luchar contra los 
deseos de la carne. Humíllate, pues, viéndote sujeto a tantas flaquezas; teme, 
y vela sobre ti incesantemente; evita las ocasiones peligrosas, si puedes, o por 
lo menos prevélas y apercíbete, para no ser sorprendido cuando te veas en 
ellas. 
 
II. ¿Quieres resistir valientemente a 
todas las tentaciones? Anda en la presencia de Dios. Este pensamiento: Dios me 
ve, impidió a San Martiniano sucumbir; producirá en ti el mismo efecto. ¡Dios me 
ve! Dios, que me castigará si lo ofendo, que me recompensará si salgo 
victorioso de esta prueba. Jesucristo, que ha derramado toda su sangre para 
salvarme, tiene puestos los ojos sobre mí, ¿y vacilaré yo en privarme de un 
placer, por Él? Si meditas cualquiera de estos pensamientos, no hay tentación 
que no puedas superar. 
 
   III. Imita al Apóstol San Pablo: castiga tu 
cuerpo, redúcelo a servidumbre, y las tentaciones de la carne se disiparán. Dite 
a ti mismo, a ejemplo de San Martiniano: Quieres cometer un pecado que te 
condenará, considera si podrás soportar el fuego del infierno, los azotes y el 
hambre. Es preciso que el pensamiento del infierno trueque en amargura todos los 
placeres criminales del mundo. Todo lo que sonríe en el siglo presente, debe 
hacerse amargo mediante la consideración del fuego eterno. (San 
Gregorio). 
 
La perseverancia 
Orad por los que son tentados. 
ORACIÓN 
 
   Oh Dios, que cada año nos 
proporcionáis un nuevo motivo de júbilo en la fiesta del bienaventurado 
Martiniano, vuestro confesor, haced, benignamente, que honrando la nueva vida 
que ha recibido en el cielo, imitemos la que vivió en la tierra. Por J. C. N. 
S.  Amén.  
 | 
| . | 
  | 

