lunes, 7 de julio de 2025

SAN FERMÍN, Obispo y Mártir



7 de julio
    SAN FERMÍN, 
   
Obispo
 y Mártir


Ya es hora de despertarnos.
(Romanos, 13, 11).

   San Fermín se asoció a los trabajos de San Honesto de Nimes, apóstol de Navarra. Una vez consagrado obispo, predicó el Evangelio en Albi, en Agen, después en Auvernia, en Anjou, en Beauvais, y por último en Amiens, donde estableció su sede. Mucho hubo de sufrir por la fe y, después de crueles torturas, fue decapitado, alrededor del año 287 aproximadamente, por orden del prefecto Rictio Varo. Uno de los sucesores de San Fermín, llamado el Confesor, hizo edificar una iglesia sobre su tumba en San Acheul.

MEDITACIÓN
LA VIDA DEL
 HOMBRE
ES UN SUEÑO

   I. Nuestro sueño no es a menudo sino una ilusión continua y si es imagen de la muerte, no lo es menos de nuestra vida. Durmiendo tememos lo que no hay que temer de modo alguno. Nos parece ver espectros, ladrones, naufragios, que carecen de realidad. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida: tememos la pobreza, la deshonra, la enfermedad, los sufrimientos. ¡Pobre durmíente! despierta, e iluminado por las luces de la gracia y de la fe verás que el pecado es lo único que hay que temer. Todo lo que pasa nada es. (San Gregorio).

   II. Durante el sueño no tememos lo que hay que temer. Si un enemigo viene a degollarnos, no experimentamos ningún espanto, porque no lo vemos. Así le sucede al pecador: no teme ni a Dios, ni a la muerte, ni al pecado, ni al infierno, porque no los ve. Tranquilo respecto a lo por venir, no teme sino el mal que ve y que siente, no piensa sino en lo presente, lo por venir no le inspira ninguna inquietud.

   III. Los pecadores no se despiertan, en su mayoría, sino en la hora de su muerte; ven entonces que sus temores fueron infundados y sus placeres llenos de ilusiones; pero es demasiado tarde para abrir los ojos. Salgamos, pues, desde ahora de nuestro sopor; trabajemos a fin de que no se nos puedan aplicar aquellas palabras del rey profeta: Los dichosos del siglo han dormido su sueño y no han encontrado nada en sus manos.

El pensamiento de la muerte
Orad por los agonizantes.

ORACIÓN
    Dios omnipotente mirad nuestra debilidad; ved cómo el peso de nuestros pecados nos abruma y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Fermín, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S. Amén.

SAN ALIRO, Obispo y Confesor



7 de julio
SAN ALIRO,* 
Obispo y Confesor
Predicamos la sabiduría a los perfectos,
no la sabiduría de este mundo ni de los príncipes
 
 de este mundo que pasan, sino que predicamos
la sabiduría de Dios.
 
(1 Cor. 2, 6-7).

   San Aliro, obispo de Clermont, en Auvernia, echó al demonio que se había posesionado de la hija del emperador Máximo. Éste, en agradecimiento, le envió una ingente suma de dinero; pero el santo la rehusó, por temor de ser poseído por un demonio más peligroso que aquél al que había echado y obtuvo en su lugar un privilegio para su ciudad episcopal. Curó a gran número de enfermos y resucitó a varios muertos. La muerte no le impidió hacer bien a los que lo invocaban. Y no es para sorprenderse, puesto que los santos tienen en el cielo, para los hombres, el mismo amor que tenían en la tierra, con la diferencia de que allí su poder es más grande.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES 
DE COSAS QUE DEBEMOS PREVER

   I. La prudencia, que es como el ojo de nuestra alma, debe hacernos prever tres cosas. Las adversidades, primeramente, porque ellas abaten menos cuando han sido previstas. Es menester prepararse a recibir de manos de Dios todo lo que pueda sucedernos de más desagradable en el estado en que nos hayamos alistado. Si la adversidad que esperamos nos acaece, estaremos dispuestos a recibirla sin turbación, sin emoción y con mérito; si la desgracia nos perdona, Dios tendrá en cuenta nuestra buena voluntad.

   II. A menudo caemos en pecado, porque no prevemos las ocasiones, en las que estaremos expuestos a ofender a Dios. Al comenzar el día y tus principales acciones, piensa en los peligros en los que correrás riesgo de perderte, y ponte en guardia contra esos peligros, mediante el pensamiento de la presencia de Dios y de la cuenta que habrás de dar a tu Juez sobre la acción de que se trate.

   III. En fin, prevé el bien que puedas hacer en cada una de tus acciones, como el mercader prevé todas las ocasiones de enriquecerse. Habrías llegado ya a alto grado de perfección, si hubieses sabido aprovechar todas las ocasiones de santificarte. ¡Cuántas veces al día podrías renunciar a tu propia voluntad, privarte de algún placer, ejercer la caridad para con tu prójimo, elevar tu corazón a Dios, ofrecerle tus acciones! He aquí aquello sobre lo cual debieras ejercer tu prudencia, en lugar de considerar cómo podrás amontonar bienes que habrás de abandonar a la muerte. Nos descuidamos a nosotros mismos y ponemos todo nuestro afán en lo que no nos puede seguir a la otra vida. (San Juan Crisóstomo).

La huida del pecado
Orad por la conversión
de los pecadores.

ORACIÓN

   Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Aliro, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.
  


  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo III, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)1

LUNES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Vio una escalinata y ángeles de Dios que subían y bajaban y a Dios que hablaba
Lectura del libro del Génesis 28, 10-22
En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Harán.
Casualmente llegó a un lugar y se quedó allí a pernoctar porque ya se había puesto el sol.
Cogió de allí mismo una piedra, se la colocó a guisa de almohada y se echó a dormir en aquel lugar.
Y tuvo un sueño: Una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo.
Ángeles de Dios subían y bajaban por ella.
El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: 
—Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac.
La tierra, sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia.
Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra, y
ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur; y todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya y de tu descendencia.
Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, y te volveré a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido.
Cuando Jacob despertó dijo: 
—Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía.
Y, sobrecogido, añadió: 
—Qué terrible es este lugar: no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.
Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que le había servido de almohada, la levantó como estela y derramó aceite por encima.
Y llamó a aquel lugar «Casa de Dios»; antes la ciudad se llamaba Luz.
Jacob hizo un voto diciendo: 
—Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 90, 1-2. 3-4. 14-15ab
V/. Dios mío, confío en ti.
R/. Dios mío, confío en ti.

V/. Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti» R/.

V/. El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás. R/.

V/. Se puso junto a mí: lo libraré;
Lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé;
con él estaré en la tribulación.

EVANGELIO
Mi hija acaba de morir.  Pero ven tú, y vivirá

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: Mi hija acaba de morir.
Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.
Jesús lo siguió con sus discípulos.
Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió, y al verla le dijo: ¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: ¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida. Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.


Palabra del Señor.