lunes, 16 de diciembre de 2024

NOVENA AL NIÑO JESÚS. ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS

 







Oración para todos los días:

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él, os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

(Se reza tres veces el Gloria al Padre)

Oración a la Santísima Virgen (Para todos los días)

Soberana María, que por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad merecisteis que todo un Dios os escogiese para Madre suya; os suplico que Vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.

(Se reza tres veces el Avemaría )


 
Oración a San José (Para todos los días)

¡Oh Santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina Esencia lo veo y le gozo en el cielo. Amén.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)


Aspiraciones (Para todos los días)

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Oh Adonaí potente que a Moisés hablando de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño débil muestre fuerte brazo!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto

¡Oh raíz sagrada de Jesé, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto

¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano de la cárcel triste que labró el pecado!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano luzca la sonrisa de tus dulces labios!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado, y en forma de niño da al mísero amparo!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Rey de las naciones Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado, luce hermosa estrella, brota flor del campo!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Ven que ya María previene sus brazos, do su Niño vean en tiempo cercano!

¡Ven que ya José con anhelo sacro se dispone a hacerse de tu amor sagrario!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto

¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Vé ante mis ojos de Ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos! ¡Prosternado en tierra te tiendo los brazos, y aún más que mis frases te dice mi llanto!

Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.

¡Ven salvador nuestro por quien suspiramos!

¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto!


Oración al Niño Jesús (Para todos los días)

Acordaos, oh dulcísimo Niño Jesús, que dijísteis a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado". Llenos de confianza en Vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayudadnos a llevar una vida santa para conseguir una eternidad bienaventurada. Concedednos, por los méritos infinitos de vuestra encarnación y de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto (Se hacen peticiones en silencio).
Nos entregamos a Vos, oh Niño omnipotente, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén

Propósito de la Novena al Niño Jesús
Siguiendo la tradición Cristiana, Católica de nuestros padres, el tiempo de Navidad es un tiempo de esperanza, de amistad, de reconciliación, de paz y de renovación de nuestra fe.

El nacimiento del Niño Jesús abre el Nuevo Testamento de la Palabra de Dios hecha hombre. Esta dulce historia nos toca el corazón cada año, y es una gran oportunidad para iniciar a los niños en el Cristianismo.

Que no nos falte el pesebre, los villancicos, los adornos navideños y el recogimiento familiar mientras recordamos las hermosas escenas de la Navidad, y que abunde la alegría en nuestros hogares en este tiempo tan hermoso cada año.

Y que el Niño Dios nos llene de fervor y de paz, que nos conceda las peticiones que hacemos en esta novena. Amén





SANTA ADELAIDA, Viuda

16 de diciembre

SANTA ADELAIDA,
Viuda


   La mujer fuerte de la férrea Europa con que concluye el primer milenio, imagen de una autoridad amenazada y combatida, reina y emperatriz, esposa y viuda, buscando entre luchas desgarradoras contra los de su sangre, el hijo y el nieto, un camino de santidad.
   Nacida en el castillo de Orb, hija de Rodolfo II de Borgoña, a los siete años se concierta su matrimonio con el príncipe italiano Lotario, y diez años después, cuando Lotario ya es rey de Italia, se casa con él en Pavía. Pero el monarca no tarda en morir, quizás envenenado, y su viuda queda presa en el castillo de Garda a merced de un usurpador.
   Consigue huir para refugiarse en Canosa, llama en su ayuda al emperador alemán Otón y contrae nuevas nupcias con él en el 951. Ambos serán coronados en Roma por el papa Juan XII como emperadores del Sacro Imperio. Otón I el Grande quiere ser el defensor de la Cristiandad, teniendo al Sumo Pontífice bajo su tutela, pero, como suele ocurrir, cuando muere en el 973 deja una herencia política muy complicada.
Adelaida sufrirá ahora la malquerencia de su hijo Otón II, a su muerte es regente durante la minoría de Otón III, y tiene que ocuparse de gobernar el Imperio, poner paz y resistir el embate de los bárbaros. Hasta que al final de su vida se retira a su Borgoña natal para consagrarse a la piedad bajo la dirección de piadosos varones como san Odilón de Cluny, que fue su primer biógrafo. Murió en el monasterio cluniacense que había fundado en Seltz, en Alsacia.
Siglos más tarde la vemos envuelta en majestuosidad, tenaz, firme y batalladora, agotándose en el cumplimiento de sus deberes, y sin mostrarnos las heridas y contradicciones de su existencia, que reservaba para Dios. En el santoral es toda hieratismo, recubriendo de fortaleza el temblor humano y la fatiga de la mujer que parece incansable y segura.

LUNES DE LA TERCERA SEMANA DE ADVIENTO

PRIMERA LECTURA
Avanza la constelación de Jacob

Lectura del libro de los Números 24, 2-7. 15-17a

En aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre el, y entono sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Poderoso, en éxtasis, con los ojos abiertos:
¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel!
Como vegas dilatadas, como jardines junto al río,
como áloes que plantó el Señor o cedros junto a la corriente;
el agua fluye de sus cubos, y con el agua se multiplica su simiente.
Su rey es más alto que Agag, y su reino descuella.»
Y entonó sus versos:
«Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos;
oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo,
que contempla visiones del Poderoso,
en éxtasis, con los ojos abiertos:
Lo veo, pero no es ahora,
lo contemplo, pero no será pronto:
Avanza la constelación de Jacob,
y sube el cetro de Israel.»
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 (R/.: 4b)

R/. Señor, instrúyeme en tus sendas.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
Recuerda? Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.


Aleluya Sal 84, 8

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.


EVANGELIO
El bautismo de Juan ¿de donde venia?

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 23-27

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
—«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?»
Jesús les replicó:
—«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto.
El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?»
Ellos se pusieron a deliberar:
—«Si decimos "del cielo", nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído)" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta.»
Y respondieron a Jesús:
—«No sabemos.»
Él, por su parte, les dijo:
—«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
Palabra del Señor.