Considera bien el ministerio que has
recibido
en nombre del Señor, a fin de cumplir
todos sus deberes.
(Colosenses, 4,17).
en nombre del Señor, a fin de cumplir
todos sus deberes.
(Colosenses, 4,17).
A la muerte de Aujencio, obispo herético
de Milán, católicos y arrianos estaban a punto de llegar a las manos en la
iglesia con motivo de su sucesor, cuando Ambrosio, gobernador de la ciudad, se
trasladó a ella para apaciguar los ánimos. Un niño exclamó entonces por tres
veces:¡Ambrosio obispo! y toda la concurrencia súbitamente
lo aclamó. Nacido en las Galias hacia el año 340, Ambrosio tenía entonces 34
años y sólo era catecúmeno. Ilustre por su nacimiento, llegó a serlo mucho más
por sus virtudes, su ciencia y su caridad. Contribuyó poderosamente a la
conversión de San Agustín. Después de la masacre de Tesalónica, negó al
emperador Teodosio la entrada a la iglesia, hasta que hubo hecho penitencia.
Murió en el año 397.
I. San Ambrosio, en su cargo de
gobernador de Milán, defendió los intereses del César, pero supo al mismo
tiempo dar a Dios lo que era de Dios. Imita la prudencia de San Ambrosio en tus
asuntos temporales: hay que contentar a los hombres, cuando ello es posible sin
ofender a Dios. Se puede y se debe ser hombre de honor y buen cristiano a la
vez. La honestidad es el fundamento de la virtud cristiana.
II. Elegido obispo de Milán por
inspiración divina, huyó San Ambrosio a Pavía, pero Dios extravió sus pasos y
se encontró al día siguiente por la mañana a las puertas de Milán; comprendió
entonces el llamado de Dios. Huye de los honores a imitación de este Santo,
pero no te opongas a los designios de Dios sobre ti; haz, por el contrario, lo
que esté en tu poder para cooperar con ellos.
III. Este gran santo decía al morir:
"No he vivido entre vosotros de modo que tenga aprensión de permanecer
durante más tiempo con vosotros; pero tampoco temo morir, porque debo
comparecer ante un Juez lleno de bondad". ¿Podrías tú hablar con esta
santa confianza? ¿Nada deberían reprender los hombres en tu conducta? ¿Nada
tendría que reprocharte Dios? ¿Qué te dice tu conciencia? La conciencia es un juez
insobornable; cuando se levanta contra los hombres, grita en alta voz, acusa y
escribe, por decirlo así, ante los ojos de los pecadores, la magnitud de sus
ofensas. (San Crisóstomo).
La dulzura
Orad por vuestro obispo.
Orad por vuestro obispo.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis instruido a
vuestro pueblo acerca de la salvación eterna por ministerio del bienaventurado
Ambrosio, dignaos hacer que, después de haberlo tenido en la tierra como doctor
y guía, lo tengamos como intercesor en el cielo. Por J. C. N. S. Amén.
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)