sábado, 18 de mayo de 2024

DOMINGO DE PENTECOSTÉS, MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA

 
Estas lecturas se emplearán en la misa que se celebra en la tarde del sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.

 
PRIMERA LECTURA
Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra

Lectura del libro del Génesis 11, 1-9

Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras.
Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Senaar y se establecieron allí.
Y se dijeron unos a otros:
—«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos»?
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento.
Y dijeron:
—«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.»
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:
—«Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo.»
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.


O bien:
El Señor bajó al monte Sinaí a la vista del pueblo
Lectura del libro del Éxodo 19, 3-8a. 16-20b

En aquellos días, Moisés subió hacia Dios.
El Señor lo llamó desde el monte, diciendo:
—«Así dirás a la casa de Jacob, y esto anunciarás a los israelitas:
"Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una
nación santa." Éstas son las palabras que has de decir a los israelitas.»
Moisés convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había mandado.
Todo el pueblo, a una, respondió:
—«Haremos todo cuanto ha dicho el Señor.»
Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacia cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.
Palabra de Dios.


O bien:

Huesos secos, traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14

En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos.
Me preguntó:
—«Hijo de Adán, ¿podrán revivir estos huesos?»
Yo respondí:
—«Señor, tú lo sabes.»
Él me dijo:
—«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: "¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor.”»
Y profeticé como me había ordenado y, a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo:
—«Conjura al espíritu, conjura, hijo de Adán, y di al espíritu: "Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.”»
Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron
y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Y me dijo:
—«Hijo de Adán, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: "Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados.” Por eso, profetiza y diles: "Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mio, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago."» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.


O bien:
Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu
Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5

Así dice el Señor:
—«Derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán vuestros hijos e hijas, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones.
También sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu aquel día.
Haré prodigios en cielo y tierra: sangre, fuego, columnas de humo.
El sol se entenebrecerá, la luna se pondrá como sangre,
antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible.
Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán.
Porque en el monte de Sión y en Jerusalén quedará un resto; como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que él llamó.»
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 24. 27-28. 29bc-30 (R/.: cf. 30)
R/. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. R/.


Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. R/.


Todos ellos aguardan a que les eches comida a su tiempo; se la echas, y la atrapan; abres tu mano, y se sacian de bienes. R/.


Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo; envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. R/.


SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede con gemidos inefables

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 22-27

Hermanos:
Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve?
Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios.


Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.


EVANGELIO
Manarán torrentes de agua viva

 +Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37-39

El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, en pie, gritaba:
-«El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba.
Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.»
Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él.
Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Palabra del Señor.

SAN VENANCIO, Mártir

18 de Mayo
SAN VENANCIO,(*)
Mártir


Lo que es agradable a Dios, es que, con la mira de
agradarlo, suframos los males y las penas que se nos
hace sufrir injustamente.
(1 Pedro, 2, 19).
 
   San Venancio, después de haber sufrido los tormentos más espantosos, fue arrojado a un estercolero. Curado milagrosamente por un ángel, se presentó nuevamente ante el juez que lo había condenado. Mientras el santo hablaba, cayó el juez boca arriba y expiró exclamando: "El Dios de Venancio es el solo Dios verdadero, destruid vuestros ídolos". Los leones a los que fuera arrojado como alimento, en seguida, prosternáronse a sus pies, mientras el santo predicaba la fe a los espectadores. En fin, después de haber sido arrastrado por entre zarzales y precipitado desde lo alto de una roca sin que sufriese mal alguno, fue decapitado a la edad de 17 años.

SAN FÉLIX DE CANTALICIO, Confesor

18 de Mayo
SAN FÉLIX DE CANTALICIO,
Confesor

 No juzguéis, a fin de no ser juzgados; con el mismo
juicio que juzgareis seréis juzgados.
(Mateo, 7, 1.2).


   Unió este santo a una profunda humildad un fondo inalterable de alegría y dulzura. Hablaba poco, huía de la compañía de los murmuradores, tenía horror por todo lo que fuese capaz de herir la caridad. Las afrentas dejaban a su alma tranquila y serena. Al que lo insultaba, respondíale: Quiera Dios hacerlo santo. Entró en la Orden de los capuchinos, desempeñó el cargo de cuestor durante más de cuarenta años. Es el empleo que prefería, porque se exponía a mas desaires y desprecios. Murió el 18 de mayo de 1587.

 
MEDITACIÓN  SOBRE
LOS JUICIOS TEMERARIOS


   I. A nadie juzgues. ¿Quién te ha constituido censor y juez de los demás? Usurpas la autoridad de Dios, y te expones a juzgar temerariamente. Los hombres, dice la Sagrada Escritura, no ven más que las apariencias, Dios sólo ve el fondo del corazón. Piensa que los demás valen más que tú; nunca podrás juzgar en demasía favorablemente sus acciones. Este hombre que miras como a pecador, acaso sea un gran santo. El mundo está lleno de juicios temerarios: el hombre del que ya habíamos desesperado se convirtió y llegó a ser santo. (Santo Agustín).
   II. Si ves alguna acción exteriormente mala, no por eso condenes a tu prójimo; acaso su ignorancia o su buena intención lo justifican ante Dios. Si su falta es evidente, tampoco lo juzgues, a Dios le corresponde hacerlo.
 Acuérdate de aquel santo religioso que decía al morir: Nunca juzgué a los demás; espero que Dios no me juzgue, porque lo ha prometido en su Evangelio.
   III. Cuando se cometa alguna falta en tu presencia, o se hable de las faltas de los demás, mira si no eres culpable de los mismos pecados. Considera su fealdad para concebir un saludable horror de ellos. Humíllate, agradece a Dios de que te haya concedido la gracia de no caer en el mismo desorden. Ten compasión de tu hermano, ruega a Dios por él. ¿Quién eres tú, tú que juzgas tan injustamente, tan audazmente, tan abiertamente al servidor ajeno? Entra en ti mismo, examínate, júzgate. (San Lorenzo Justiniano).

La caridad
Orad por vuestros conciudadanos. 
ORACIÓN
   Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de alegría en la fiesta del bienaventurado Félix, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos también la que ha vivido en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.

SÁBADO DE LA SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA


MISA DE LA MAÑANA

PRIMERA LECTURA
Vivió en Roma, predicando el reino de Dios
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28, 16-20. 30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo:
—«Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.»
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 10, 4. 5 y 7 (R/.: cf. 7b)
R/. Los buenos verán tu rostro, Señor.
O bien:  Aleluya.

El Señor está en su templo santo, 
el Señor tiene su trono en el cielo; 
sus ojos están observando, 
sus pupilas examinan a los hombres. R/.

El Señor examina a inocentes y culpables, 
y al que ama la violencia él lo odia. 
Porque el Señor es justo y ama la justicia: 
los buenos verán su rostro. R/.


Aleluya Jn 16, 7. 13
Os enviaré el Espíritu de la verdad —dice el Señor—; él os enseñará la verdad plena.

EVANGELIO
Éste es el discípulo que ha escrito todo esto,
y su testimonio es verdadero
 +Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Al verlo, Pedro dice a Jesús:
—«Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta:
—«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.
Palabra del Señor.