26 de marzo
SAN LUDGERIO,
Obispo y Confesor
SAN LUDGERIO,
Obispo y Confesor
Perseverad en la oración, velando en ella
con acciones de gracias.
(Colosenses, 4,2).
con acciones de gracias.
(Colosenses, 4,2).
San Ludgerio puso de manifiesto, desde su
infancia, una fervorosa asiduidad en la oración y en la lectura de las Sagradas
Escrituras. Un día su nodriza le preguntó el nombre de su soberano: Es Dios -le respondió- mi Soberano. Encargado de predicar la fe a los
sajones, convirtió a un gran número de infieles, fundó monasterios y edificó
muchas iglesias. Enterado Carlomagno de su virtud lo propuso para ocupar la
sede de Munster. Envióle, pues, tres emisarios para llamarle a su lado; no fue
el santo al palacio sino después de haber concluido de recitar su oficio, que
había comenzado, diciendo que hablaba a un Príncipe más grande que el emperador
.
MEDITACIÓN
ACERCA DE LA ORACIÓN
ACERCA DE LA ORACIÓN
I. En este mundo siempre se ha de orar,
porque siempre tenemos necesidad del socorro divino para ser consolados en
nuestras aflicciones y para ser asistidos en nuestras necesidades temporales y
espirituales frente a nuestros enemigos visibles e invisibles. Dices tú que no
puedes rezar continuamente: reza lo más a menudo que puedas, al comenzar tus principales acciones y, sobre todo, en las tentaciones que contra ti suscite el
enemigo de la salvación.
II. Reza con respeto y modestia que
edifiquen al prójimo. Dios reclama de ti, mientras rezas, la atención del
espíritu y la modestia del cuerpo. Ese recogimiento y esa modestia mucho te
ayudarán para la modestia interior. ¿Te atreverías a hablar a un personaje
importante en la forma con que a menudo lo haces con Dios? ¡Con qué
precipitación recitas tus oraciones vocales! Piensa, al comenzarlas, en la
majestad de Dios ante quien tiemblan los querubines, y le hablarás con más
respeto, humildad y modestia. La oración misma puede convertirse en pecado. (San Agustín).
III. La atención debe acompañar siempre a
tus oraciones. Dios es espíritu, y quiere que lo adores en espíritu. Tu boca
habla a Dios y tu corazón está lejos de Él, está ocupado en las riquezas,
absorto en el amor de las creaturas. Es el corazón lo que Dios te pide, y no la
punta de tus labios. ¿Cómo quieres que te escuche, si tú no te escuchas a
ti mismo? (San Cipriano).
El amor a la oración
Pedid a Dios que os acreciente
el espíritu de devoción.
ORACIÓN
Pedid a Dios que os acreciente
el espíritu de devoción.
ORACIÓN
Haced, oh Dios omnipotente, que la
solemnidad del bienaventurado Ludgerio, vuestro confesor pontífice, aumente en
nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.
Amén.