PRIMERA LECTURA
Sabrán que yo soy el Señor,
cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón
Lectura del libro del Éxodo 14, 5-18
En
aquellos días, comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado, el
Faraón y su corte cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron: ¿Qué hemos
hecho? Hemos dejado marchar a nuestros esclavos israelitas.
Hizo
preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos carros escogidos
y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales.
El
Señor hizo que el Faraón se empeñase en perseguir a los israelitas, mientras
éstos salían triunfantes.
Los
egipcios los persiguieron con caballos, carros y jinetes, y les dieron alcance
mientras acampaban en Fehirot, frente a Baal Safón.
Se
acercaba el Faraón, los israelitas alzaron la vista y vieron a los egipcios que
avanzaban detrás de ellos y muertos de miedo gritaron al Señor.
Y
dijeron a Moisés:
–¿No
había sepulcros en Egipto?, nos has traído a morir en el desierto; ¿qué es lo
que nos has hecho sacándonos de Egipto?
¿No
te lo decíamos en Egipto? «Déjanos en paz y serviremos a los egipcios; más nos
vale servir a los egipcios que morir en el desierto.»
Moisés
respondió al pueblo:
–No
tengáis miedo; estad firmes y veréis la victoria que el Señor os va a conceder
hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás.
El
Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio.
El
Señor dijo a Moisés:
–¿Por
qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú,
alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los
israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el
corazón de los egipcios para que os persigan, y me cubriré de gloria a costa
del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los
egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del
Faraón, de sus carros y de los guerreros.
Palabra del
Señor.
Salmo responsorial Ex 15,
1-2. 3-4. 5-6
R.
Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
Cantaré al
Señor, sublime es su victoria,
caballos y
carros ha arrojado al mar.
Mi fuerza y
mi poder es el Señor,
él fue mi
salvación.
El es mi
Dios: yo le alabaré,
el Dios de
mis padres: yo lo ensalzaré. R.
El Señor es
un guerrero,
su nombre es
el Señor.
Los carros
del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el
mar Rojo a sus mejores capitanes. R.
Las olas los
cubrieron,
bajaron
hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor,
es fuerte y terrible,
tu diestra,
Señor, tritura al enemigo. R.
Aleluya
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.»
EVANGELIO
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quien buscas?
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomo al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
-«Mujer, ¿por que lloras?»
Ella les contesta:
-«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
-«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
-«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice:
-« ¡María! »
Ella se vuelve y le dice:
-«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice:
-<<Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.”»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos:
-«He visto al Señor y ha dicho esto.»
Palabra del Señor.