lunes, 19 de agosto de 2024

SAN JUAN EUDES, Confesor

19 de agosto 
SAN JUAN EUDES, 
 
Confesor



   En la noche de Navidad de 1625, en la capilla del Oratorio de París, capilla y altar dedicados a la Santísima Virgen, decía su primera misa un joven sacerdote normando. Aquel mismo día hizo el voto de perpetua servidumbre a Jesús y María.
   No habían pasado aún dos años desde que, atraído por la doctrina espiritual y prendado por los planes apostólicos del célebre cardenal De Bérulle, había ingresado en el Oratorio. ¿Quién podía vislumbrar en aquellos momentos cuál iba a ser el futuro brillante, aunque doloroso, del novel sacerdote?
   Su vida sería larga: ochenta años. El voto de servidumbre que acababa de recitar la resumiría perfectamente. Juan Eudes no viviría para sí, sino para Jesús y María. Necesitaría todo su tesón normando para no cejar en aquélla batalla continua y dura, que cubriría toda su vida sacerdotal. Habría de luchar y sufrir por la salvación de sus hermanos y la gloria de Jesús y María. Era lo único que le interesaba.

SAN LUIS, Obispo y Confesor




19 de agosto
SAN LUIS,
Obispo y Confesor




Que vuestra modestia sea conocida de todos los
hombres, pues el día del Señor está cerca.(Filipenses, 4, 5)

   
San Luis, hijo de Carlos II, rey de Nápoles, y sobrino nieto de San Luis, rey de Francia, fue dado como rehén a Pedro, rey de Aragón. Vuelto a la libertad, rechazó un magnífico casamiento y la corona de Nápoles, para permanecer fiel al voto que durante su cautividad había emitido de entrar en la Orden de San Francisco. "Jesucristo -dijo el santo- es mi reino: poseyéndolo, poseo todo; si lo perdiese, pierdo todo". Elevado, no obstante su resistencia, a la sede episcopal de Tolosa, edificó a su pueblo con una caridad sin límites y una admirable modestia. Siempre iba acompañado por un religioso encargado de decirle sus faltas. Murió prematuramente, en el año 1297, contando apenas 23 años de edad.

LUNES DE LA VIGÉSIMA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho
Lectura del Profeta Ezequiel 24, 15-24
Me vino esta palabra del Señor: Hijo de Adán, voy a arrebatarte repentinamente el encanto de tus ojos; no llores ni hagas duelo ni derrames lágrimas; aflígete en
silencio como un muerto, sin hacer duelo; líate el turbante y cálzate las sandalias; no te emboces la cara ni comas el pan del duelo.
Por la mañana yo hablaba a la gente, por la tarde se murió mi mujer, y a la mañana siguiente hice lo que se me había mandado.
Entonces me dijo la gente: ¿quieres explicarnos qué nos anuncia lo que estás haciendo ? Les respondí: Me vino esta palabra del Señor: Dile a la Casa de Israel: Esto dice el Señor: Mira, voy a profanar mi santuario, vuestro soberbio baluarte, el encanto de vuestros ojos, el tesoro de vuestras almas.
Los hijos e hijas que dejasteis caerán a espada.
Entonces haréis lo que yo he hecho: no os embozaréis la cara ni comeréis el pan del duelo; seguiréis con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies, no lloraréis ni haréis luto; os consumiréis por vuestra culpa y os lamentaréis unos con otros.
Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho.
Y, cuando suceda, sabréis que yo soy el Señor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Dt 32, 18-19. 20. 21
V/. ¡Despreciaste a la Roca que te engendró!
R/. ¡Despreciaste a la Roca que te engendró!

V/. ¡Despreciaste a la Roca que te engendró y olvidaste al Dios que te dio a luz! Lo vio el Señor e, irritado, rechazó a sus hijos e hijas. R/.

V/. Pensando: «Les esconderé mi rostro y veré en qué acaban, porque son una generación depravada, unos hijos desleales. R/.

V/. Ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos vacíos: pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación fatua». R/.


EVANGELIO
Si quieres llegar hasta el final vende lo que tienes, así tendrás un tesoro en el cielo
+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno, para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno.
Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
El le preguntó: ¿Cuáles ? Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El muchacho le dijo: Todo eso lo he cumplido.
¿Qué me falta? Jesús le contestó: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres así tendrás un tesoro en el cielo y luego vente conmigo.

Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Palabra del Señor