jueves, 1 de marzo de 2012

SAN ALBINO, Obispo y Confesor



1 de marzo

SAN ALBINO,
Obispo y Confesor

No tenéis que pensar que Yo haya venido
a traer la paz a la tierra; no he venido
a traer la paz, sino la guerra.
(Mateo, 10, 34).


San Albino fue un generoso soldado de Jesucristo. Luchó contra el mundo, y para vencerlo abrazó la vida religiosa. Nombrado, posteriormente, obispo de Angers por inspiración del Cielo, usó de toda su influencia para combatir el vicio dondequiera lo encontraba. Tan venerado era en la corte del rey Childeberto que, cuando a ella iba, el rey mismo salía a su encuentro. Murió hacia el año 554.

MEDITACIÓN
LA VIDA ES UNA GUERRA
I. Hemos de luchar en esta vida contra las potencias invisibles del infierno. Estemos alertas en todo tiempo y en todo lugar; pues los demonios vigilan siempre para atacarnos con ventaja, vigilemos también nosotros para defendernos victoriosamente. Sus armas son invisibles, nos atacan mediante malos pensamientos; defendámonos con las armas espirituales de la fe y de la confianza en Dios, e invoquemos a menudo el Santo Nombre de Jesús. El enemigo vigila sin cesar para perdernos, y nosotros no queremos salir de nuestro sueño para defendernos. (San Agustín).

II. Hay también otros enemigos, visibles, que son más peligrosos que los demonios. Guárdate de ellos, para ti los hombres son crueles enemigos; atacan tu virtud con sus malos ejemplos y sus perniciosos consejos, con sus burlas amargas, con el atractivo de las voluptuosidades que exponen ante tu vista. Tus parientes, tus amigos, serán a menudo los enemigos que más trabajo te darán, y que opondrán más obstáculos a tu santificación; ármate de valor y rompe sus lazos.

III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos: tienes un cuerpo que está en inteligencia con el demonio para perder tu alma. Es preciso abatir este enemigo mediante las austeridades, las mortificaciones. Rehúsa a tus sentidos los placeres ilícitos que te pidan; tampoco les concedas todos los permitidos; así es como sujetarás tu carne a la razón, y tu razón a Dios. ¿Obras así? ¿Concedes a tu cuerpo todo lo que desea? Si estás en paz con tu cuerpo, haces guerra a Dios. La carne lucha sin cesar contra el espíritu; no cesemos pues de luchar contra la carne. (San Agustín).

La fortaleza
Orad por la extirpación de las herejías

ORACIÓN
Haced, Os suplicamos, Dios todopoderoso, que esta piadosa solemnidad de vuestro bienaventurado servidor Albino, confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación Por J. C. N. S. Amén.


1

JUEVES I SEMANA CUARESMA




PRIMERA LECTURA
No tengo otro auxilio fuera de ti, Señor
Lectura del libro de Ester 14, 1. 3-5. 12-14
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente, acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel:
–«Señor mío, único rey nuestro.
Protégeme, que estoy sola
y no tengo otro defensor fuera de ti,
pues yo misma me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor,
escogiste a Israel entre las naciones,
a nuestros padres entre todos sus antepasados,
para ser tu heredad perpetua;
y les cumpliste lo que habías prometido.
Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación,
y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos.
Pon en mi boca un discurso acertado
cuando tenga que hablar al león;
haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo,
para que perezca con todos sus cómplices.
A nosotros, líbranos con tu mano;
y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti, protégeme tú, Señor, que lo sabes todo.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 137, 1-2a. 2bc y 3. 7c-8  (R.: 3a)
R. Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.

Versículo antes del evangelio Sal 50, 12a. 14a
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
devuélveme la alegría de tu salvación.

EVANGELIO
Quien pide recibe
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará –Cosas buenas a los que le piden!
En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»

Palabra del Señor.