PRIMERA LECTURA
Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto
Lectura del libro del Éxodo 14, 21—15, 1
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio desde la columna de fuego y nube y sembró el pánico en el campamento egipcio.
Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: —Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Dijo el Señor a Moisés: —Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto.
Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar.
Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.
Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto
Lectura del libro del Éxodo 14, 21—15, 1
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio desde la columna de fuego y nube y sembró el pánico en el campamento egipcio.
Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: —Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Dijo el Señor a Moisés: —Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto.
Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar.
Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.
Palabra de Dios
Salmo responsorial Ex 15, 8-9. 10 y 12. 17 , 17.
V/. Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
R/. Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
V/. Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas, las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y los alcanzaré, repartiré el botín, se saciará mi codicia, empuñaré la espada, los agarrará mi mano». R/.
V/. Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar, se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra. R/.
V/. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor, santuario, Señor, que fundaron tus manos. R/.
V/. Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
R/. Cantemos al Señor: sublime es su victoria.
V/. Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas, las corrientes se alzaron como un dique, las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y los alcanzaré, repartiré el botín, se saciará mi codicia, empuñaré la espada, los agarrará mi mano». R/.
V/. Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar, se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra. R/.
V/. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor, santuario, Señor, que fundaron tus manos. R/.
EVANGELIO
Señalando con la mano a los discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos
+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.
Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos ? Y señalando con la mano a los discípulos, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos.
El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.
Palabra del Señor