jueves, 25 de septiembre de 2025

SAN CLEOFÁS, Discípulo de Nuestro Señor


25 de septiembre
SAN CLEOFÁS,

Discípulo de Nuestro Señor
(Siglo I)


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   Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús y la otra en San Juan cuando habla de una “María, la mujer de Cleofás” que estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús. Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que hoy narramos.

   Es la alborada del domingo. Las santas mujeres quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cadáver que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro. En aquel momento hubo tanto... tanto dolor y tan poco tiempo que la noche se echaba encima y solo pudieron improvisar. Hoy, pensaban, con la luminosidad del día, podremos demostrar con obras el amor que le tuvimos sin miedo a que sea un obstáculo el tiempo; sí, hoy será distinto.

JUEVES DE LA VIGÉSIMA QUINTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Construid el Templo, para que pueda complacerme
Comienzo del Profeta Ageo 1, 1-8
El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel Ben─Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué Ben─Josabak, Sumo Sacerdote: Así dice el Señor de los Ejércitos: Este pueblo anda diciendo: Todavía no es tiempo de reconstruir el Templo.
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo.
¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el Templo está en ruinas? Pues ahora dice el Señor de los Ejércitos meditad vuestra situación: Sembrasteis mucho y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed.
Os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota.
—Así dice el Señor— Meditad en vuestra situación: Subid al monte, traed maderos, construid el Templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria, dice el Señor.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b.
V/. El Señor ama a su pueblo.
R/. El Señor ama a su pueblo.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R/.

V/. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo, y adorna con la victoria a los humildes. R/.

V/. Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R/.


EVANGELIO
A Juan lo mandé decapitar yo.
¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?

+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: A Juan lo mandé decapitar yo.
¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas ? Y tenía ganas de verlo.


Palabra del Señor.