1 de diciembre
SAN ELOY(*)
Obispo y Confesor
Haga cada uno lo que les es propio,  trabaje
con sus manos como lo hemos ordenado.(1 Tesalonicenses, 4, 11).
con sus manos como lo hemos ordenado.(1 Tesalonicenses, 4, 11).
   San Eloy, nacido cerca de Limoges hacia el año  590 fue, primeramente, orfebre. Hizo dos tronos para Clotario II con el oro  destinado para uno solo y esta probidad le valió el puesto de platero del rey.  Nombrado obispo de Noyon, en el año 640, nunca iba a la corte de Dagoberto sin  haber orado, y un cortejo de pobres lo seguía. Sus austeridades, sus lágrimas,  sus milagros y sus predicaciones sobre los cuatro fines del hombre convirtieron  a una muchedumbre de idólatras. Murió en el año 659. 
   I. El hombre ha nacido para trabajar. Mandó  Dios a Adán que cultivase la tierra, y nadie, sea cual fuese su posición, escapa  a la ley del trabajo. Imita a Jesucristo que trabajaba con San José en el taller  de Nazaret; es el medio para hacerte agradable a Dios, útil a los demás y a ti  mismo. Quien trabaja, decían los Padres del desierto, no tiene para combatir  sino al demonio de la ociosidad; el que está ocioso, es tentado por todos los  otros demonios, porque la ociosidad es la madre de todos los vicios.  
   II. Trabaja como hacia San Eloy, ofreciendo a  Dios tu trabajo al comienzo del día y de cada una de tus acciones. De tiempo en  tiempo renueva esta intención; si hay algo que sufrir, ofrécelo a Jesús  crucificado. Terminada tu tarea, examínate y pide perdón a Dios por las faltas  que hayas cometido: he aquí el medio para santificar tu trabajo y acumular  méritos para la eternidad. Hazlo así en todas tus ocupaciones, tanto corporales  como espirituales, sean las que fueren. 
   III. No emprendas demasiadas cosas, el exceso  de trabajo es tan contrario a la salud como la ociosidad. En efecto, traba tu  espíritu con infinidad de afanes que ahogan la devoción y te privan de todo  tiempo para pensar en Dios. Recuerda siempre que una sola cosa es necesaria:  trabajar en tu salvación. ¿Cómo lo haces tú? Buscas las riquezas, y aunque  mucho te hayas afanado, tal vez no las encontrarás; pero a Dios, lo encontrarás  siempre que quieras. (San Agustín). 
El recogimiento  
Orad por los que os gobiernan. 
ORACIÓN 
Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta  solemnidad del bienaventurado Eloy, vuestro confesor pontífice, aumente en  nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N.  S. Amén.  
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* Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo IV, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
