viernes, 28 de noviembre de 2025

SANTA CATALINA LABOURÉ, Virgen



28 de noviembre  
SANTA CATALINA LABOURÉ,(*)
 Virgen
(1876 P. C.)



   La capilla de las apariciones de la Medalla Milagrosa se encuentra en la rue du Bac, de París, en la casa madre de las Hijas de la Caridad. Es fácil llegar por "Metro". Se baja en Sevre-Babylone, y detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" está el edificio. Una casona muy parisina, como tantas otras de aquel barrio tranquilo. Se cruza el portalón, se pasa un patio alargado y se llega a la capilla.
   La capilla es enormemente vulgar, como cientos o miles de capillas de casas religiosas. Una pieza rectangular sin estilo definido. Aún ahora, a pesar de las decoraciones y arreglos, la capilla sigue siendo desangelada.
   Uno comprende que la Virgen se apareciera en Lourdes, en el paisaje risueño de los Pirineos, a orillas de un río de alta montaña; que se apareciera inclusive en Fátima, en el adusto y grave escenario de la "Cova de Iría"; que se apareciera en tantos montículos, árboles, fuentes o arroyuelos, donde ahora ermitas y santuarios dan fe de que allí se apareció María a unos pastorcillos, a un solitario, a una campesina piadosa...
   Pero la capilla de la rue du Bac es el sitio menos poético para una aparición. Y, sin embargo, es el sitio donde las cosas están prácticamente lo mismo que cuando la Virgen se manifestó aquella noche del 27 de noviembre de 1830.
   Yo siempre que paso por París voy a decir misa a esta capilla, a orar ante aquel altar "desde el cual serán derramadas todas las gracias", a contemplar el sillón, un sillón de brazos y respaldo muy bajos, tapizado de velludillo rojo, gastado y algo sucio, donde lo fieles dejan cartas con peticiones, porque en él se sentó la Virgen.


SAN ESTEBAN EL JOVEN, Mártir

28 de noviembre

SAN ESTEBAN
EL JOVEN,
Mártir


Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo
nidos, mas el Hijo del hombre no tiene dónde
reclinar su cabeza.
(Mateo, 8, 20).


   San Esteban el joven fue, antes de nacer, ofrecido al Señor por sus padres. Él mismo se consagró al servicio de Dios abrazando la vida religiosa lo más pronto que pudo. Pidió una habitación sin techo, a fin de estar expuesto a todas las inclemencias de la intemperie. Constantino Coprónimo le prohibió que honrara las imágenes de los santos, pero le respondió el santo que estaba dispuesto a morir antes que cumplir su prohibición. Esta generosa respuesta le mereció la corona del martirio, en el año 764. 

MEDITACIÓN
SOBRE CÓMO HAY QUE SUFRIR
LAS INCLEMENCIAS DEL TIEMPO
   I. Hay que sufrir con paciencia y sin murmuración lo que no puede evitarse; soporta, pues, con resignación el frío, el calor y todas las molestias de las estaciones. Estas incomodidades te son comunes con todos los hombres; sopórtalas, pero de manera que no sea común; recíbelas en expiación de los pecados que has cometido; esto disminuirá proporcionalmente lo que debes sufrir en el purgatorio, y embellecerá tu corona en el cielo. ¿Tú, que has merecido el infierno con tus crímenes, te atreves a quejarte del frío del invierno y de los calores del verano? Cesará de quejarse quien comprenda que merece los sufrimientos que lo afligen. (San Cipriano).

   II. Tú soportas estas incomodidades sin murmurar, cuando hay algún provecho que obtener, algún honor que esperar. ¿Acaso el mercader, el soldado, el agricultor, no menosprecian las borrascas, las tempestades y el rigor de las estaciones cuando se trata de sus intereses? ¿Por ventura tantos hombres virtuosos como hay que sufren por amor de Jesucristo, no tienen un cuerpo como el tuyo? Acostúmbrate, como ellos, al sufrimiento.
 
   III. Jesucristo se expuso a todos estos tormentos por amor nuestro; míralo en el pesebre, en Egipto, en sus viajes, en la cruz; por todas partes se expuso a los rigores de las estaciones. Su cuerpo, que estaba unido a la divinidad, hubiera podido, milagrosamente, hacerse impasible, pero Jesús no lo quiso, ¡Y tú quisieras cambiar el orden de las estaciones y las leyes de la naturaleza para no tener nada que te aflija! ¡El Hijo de Dios ha sufrido para hacer de nosotros hijos de Dios, y el hijo del hombre nada quiere sufrir para continuar siendo hijo de Dios! (San Cipriano).

La paciencia
 Orad por los pobres. 

ORACIÓN
   Haced, os conjuramos, oh Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado mártir Esteban, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.

VIERNES DE LA TRIGÉSIMA CUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo
Lectura del Profeta Daniel 7, 2-14
Tuve una visión nocturna: Los cuatro vientos del cielo agitaban el océano.
Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas.
La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando, cuando le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron una mente humana.
La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes.
Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia».
Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas.
Y le dieron el poder.
Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas.
Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos.
Miré atentamente los cuernos, y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes.
Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias.
Durante la visión miré y vi que colocaban unos tronos.
Un anciano se sentó.
Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba delante de él.
Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.
Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego.
A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada.
Seguí mirando.
Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano venerable y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron.
Su poder es eterno, no cesará.
Su reino no acabará.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81
V/. Montes y cumbres: bendecid al Señor.
R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

V/. Cuanto germina en la tierra: bendiga al Señor. R/.

V/. Manantiales: |bendecid al Señor. R/.

V/. Mares y ríos: bendecid al Señor. R/.

V/. Cetáceos y peces: bendecid al Señor. R/.

V/. Aves del cielo: bendecid al Señor. R/.

V/. Fieras y ganados: bendecid al Señor. R/.



EVANGELIO
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que esta cerca el Reino de Dios
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos: Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca.
Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
Os aseguro que antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá.

El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
Palabra del Señor.