sábado, 30 de julio de 2022

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?
Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23
¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto, y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.
También esto es vanidad y grave desgracia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.
También esto es vanidad.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R.: 1)
R. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornad, hijos de Adán.» Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R.

Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando? Ten compasión de tus siervos. R.

Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.


SEGUNDA LECTURA
Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-5. 9-11
Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.
Palabra de Dios.

Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

EVANGELIO
Lo que has acumulado, ¿de quién será?
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
—«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.» Él le contestó:
—«Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?» Y dijo a la gente:
—«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
—«Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: “¿Que haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo:
"Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo:
"Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?"
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar esta palabra
Lectura del Profeta Jeremías 26, 11-16. 24
En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los príncipes y al pueblo: Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis oído con vuestros oídos.
Jeremías respondió a los príncipes y al pueblo: El Señor me envió a profetizar contra este templo y esta ciudad las palabras que habéis oído.
Pero ahora enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, escuchad la voz del Señor vuestro Dios; y el Señor se arrepentirá de la amenaza que pronunció contra vosotros.
Yo por mi parte estoy en vuestras manos: haced de mí lo que mejor os parezca.
Pero sabedlo bien: si vosotros me matáis, echáis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad y sus habitantes.
Porque ciertamente me ha enviado el Señor a vosotros, a predicar a vuestros oídos estas palabras.
Los príncipes del pueblo dijeron a los sacerdotes y profetas: Este hombre no es reo de muerte, porque nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios.
Entonces Ajicán, hijo de Safán, se hizo cargo de Jeremías para que no lo entregaran al pueblo para matarlo.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 68, 15-16. 30-31. 33-34.
V/. Escúchame, Señor, el día de tu favor.
R/. Escúchame, Señor, el día de tu favor.

V/. Arráncame del cieno, que no me hunda, líbrame de los que me aborrecen y de las aguas sin fondo.
Que no me arrastre la corriente,  que no me trague el torbellino, que no se cierre la poza sobre mí. R/.

V/. Yo soy un pobre malherido, Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.

V/. Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R/.


EVANGELIO
Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús
+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo, oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus ayudantes: Ese es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él.
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe; porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella.
Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera.
Ella, instigada por su madre, le dijo: Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista.
El rey lo sintió; pero por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

Palabra del Señor