domingo, 10 de noviembre de 2024

SAN LEÓN MAGNO, Papa y Doctor



10 de noviembre
SAN LEÓN MAGNO,
 
Papa

De vuestra boca no salga ningún discurso malo
sino los que sean buenos para edificar en la fe,
a fin de dar gracia a los que oyen.
(Efesios, 4, 29).
   El gran San León sobrepujó a todos sus contemporáneos en prudencia, en elocuencia y en virtud. Su mérito lo elevó al sumo pontificado; su elocuencia triunfó de Atila, que se disponía a saquear a Roma: su sola palabra detuvo al conquistador y lo hizo retroceder. Su principal cuidado fue combatir la herejía, propagar el Evangelio por sus predicaciones y escritos, y reformar el clero. Murió en el año 461.  
MEDITACIÓN
SOBRE LAS CONVERSACIONES
   I. Se ha de desterrar de las conversaciones toda palabra que pueda herir a la caridad, a la pureza o a la cortesía. Estos puntos abarcan todas las faltas que puedes cometer en tus conversaciones. Nunca hagas tu propio elogio, no censures a los demás; nada digas que pueda avergonzar a los que te escuchan o afligir a tu ángel custodio. Reflexiona sobre estas tres clases de defectos: ¿ninguno tienes?
   II. Conversa con entera franqueza de las cosas de Dios con tu director espiritual o con alguna otra persona piadosa y sabia. A veces estas conversaciones te inspirarán más tiernos sentimientos de devoción que los que experimentas en tus oraciones. Tanto gustas de hablar de tus negocios, y ya que el de tu salvación es el mayor de todos, ¿por qué no hablas de él alguna vez, para comunicar a los otros los buenos sentimientos que Dios te inspira y para aprovecharte de sus luces?
   III. Debes ponerte de parte de Jesucristo si, en la conversación, alguien habla mal de las cosas santas, o en chiste, o pone en duda algún artículo de la fe o murmura de un ausente. No te avergüences entonces de declararte abogado de Jesucristo; habla valientemente, pero siempre con discreción: Dios te inspirará lo que debas decir. Si alguien habla mal de algún amigo tuyo, asumes su defensa; si se trata de Jesucristo o de alguno de sus servidores, te quedas mudo. Seríamos más felices si pusiéramos tanto esmero en agradar a Dios como a los hombres, y si temiéramos tanto desagradar al Creador como a la creatura. (San Paulino).   
Celo por la gloria de Dios
Orad por el Papa.
ORACIÓN
   Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo Pontífice León, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia.   Por J. C. N. S.

SAN ANDRÉS AVELINO, Confesor



10 de noviembre
SAN ANDRÉS AVELINO,
Confesor

Creced en la gracia y en el conocimiento
de Nuestro Señor Jesucristo.
(2 Pedro, 3, 18).

   San Andrés, clérigo napolitano y doctor en derecho, agregó a los votos ordinarios, al entrar en los teatinos, el voto de combatir siempre su voluntad y el de tender a la más alta perfección. Al saber que había sido asesinado uno de sus sobrinos, solicitó insistentemente se perdonase al matador. Toda su vida estuvo consagrada a la oración, a la predicación y a la dirección de almas. Llegado a la edad de 87 años, un día al comenzar a celebrar la misa, cayó afectado mortalmente de apoplejía después de haber repetido por tres veces: Me acercaré al altar del Señor. Fue en 1608.

MEDITACIÓN
SOBRE EL PROGRESO
EN EL CAMINO DE LA VIRTUD

   I. El cristiano jamás debe detenerse en el camino de la virtud; debe, hasta el fin de su vida, aspirar a una santidad más alta. Por santo que seas, todavía te falta mucho camino para andar antes de alcanzar la cumbre de la perfección. Hojea la vida de los santos, verás cuán alejado estás tú de su santidad. ¡Cuántas pasiones en ti aún no mortificadas! ¡Cuántos deseos desordenados! ¿Amas tú la humillación y el dolor tan apasionadamente como aman los mundanos la gloria y los placeres? ¡Cuántas imperfecciones tienes tú de las que aún debes deshacerte! Trabaja, tienes con esto bastante ocupación para toda tu vida.

   II. Ten cuidado de no extraviarte en el camino que eliges para llegar a la perfección. En vano caminas a grandes pasos si te alejas del sendero recto. Si no haces la voluntad de Dios, nada mereces, hagas lo que hagas. Debes consultar a tu confesor sobre lo que tienes que hacer para agradar a Dios; de otro modo caminarás a grandes pasos fuera de la ruta verdadera.

   III. ¿No te relajas? ¿Nada has disminuido de tus mortificaciones y de tus ejercicios espirituales? Si tu conciencia te reprocha alguna negligencia, ten cuidado, estás en peligro. ¿Por qué no sirves a Dios con tanta fidelidad como antes? ¿Acaso Dios es menos amable que cuando lo amabas con todo tu corazón? ¿Qué ha hecho el demonio para merecer que partas con él ese corazón que habías dado sin reserva al Señor? Vamos, pues, despierta tu antiguo fervor; exclama con el Rey Profeta: Ahora comienzo. Este comienzo es obra de la diestra del Omnipotente. Sí, es obra vuestra, Dios mío; consumadla, dadme la fuerza de perseverar.

El respeto al sacerdote 
Orad por los que tienen cura de almas.

ORACIÓN
   Oh Dios, que, por el voto heroico de adelantar todos los días en la virtud, habéis dispuesto el corazón del bienaventurado Andrés, vuestro confesor, a admirables elevaciones hacia Vos, concedednos, en consideración a sus méritos e intercesión, que participemos de la misma gracia, a fin de que, tendiendo siempre a la más perfecta, alcancemos felizmente la cumbre de vuestra gloria. Por J. C. N. S. Amén.

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
La viuda hizo un panecillo y lo llevó a Elías

Lectura del primer libro de los Reyes 17, 10-16

En aquellos días, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a
la puerta de la ciudad, encontró allí una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo:
—«Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le gritó:
—«Por favor, tráeme también en la mano un trozo de pan.»
Respondió ella:
—«Te juro por el Señor, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de leña. Voy a hacer un pan para mí y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondió Elías:
—«No temas. Anda, prepáralo como has dicho, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti y para tu hijo lo harás después.
Porque así dice el Señor, Dios de Israel:
"La orza de harina no se vaciará, la alcuza de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra.”»
Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.
Ni la orza de harina se vació, ni la alcuza de aceite se agotó, como lo había dicho el Señor por medio de Elías.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R/.: 1)
R/. Alaba, alma mía, al Señor.
O bien:
Aleluya.


Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/.


El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R/.


Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.



SEGUNDA LECTURA
Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos

Lectura de la carta a los Hebreos 9, 24-28

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres —imagen del auténtico—, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.
Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces —como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena; si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo—. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.
Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio.
De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos.
La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.
Palabra de Dios.


Aleluya Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


EVANGELIO
Esa pobre viuda ha echado más que nadie

 +Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
—«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:
—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Palabra del Señor.


O bien más breve:
 +Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 41-44
En aquel tiempo, estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos, les dijo:
—«Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Palabra del Señor.