lunes, 30 de diciembre de 2024

SAN SABINO, Obispo y Confesor

30 de diciembre
  SAN SABINO,
Obispo y Confesor

En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si os amáis unos a otros.(Juan, 13, 35).


   San Sabino, obispo de Asís, invitado a adorar una estatua de Júpiter, la tomó en sus manos y la arrojó al suelo, donde se hizo pedazos. el gobernador le hizo cortar las manos y lo condenó a morir en prisión perpetua. El juez a cuya guarda fuera confiado se convirtió al ver sus milagros y, a su vez, padeció el martirio poco después de la muerte de San Sabino.  

MEDITACIÓN
SOBRE EL AMOR AL PRÓJIMO
   I. Se debe hacer al prójimo todo el bien que se pueda, asistirlo en sus necesidades materiales y espirituales. ¿Has cumplido durante este año este primer deber de la caridad cristiana? ¿Cómo has trabajado en la conversión de las almas, en la práctica de las obras de misericordia corporales y espirituales? ¿Cuántas ocasiones has perdido de acudir en ayuda de Jesucristo en la persona de tu prójimo? No te gloríes de amar a Dios si no amas a tu prójimo. Si alguien dice que ama a Dios y, al mismo tiempo, aborrece a su hermano, es un mentiroso. (San Juan).

   II. Ten cuidado de no herir a tu prójimo con tus palabras o tus actos; el que ofende a su prójimo ofende a Jesucristo, porque lo que hicieres al menor de los hombres a Jesucristo mismo se lo haces. Ten buena opinión de los demás y juzga favorablemente sus acciones. ¿Has observado estos preceptos en el curso de este año? ¿Cuántas veces has desobedecido a tus superiores y dado motivo de descontento a tus iguales y a tus inferiores? ¿No tienes enemigos? Si los tienes, reconcíliate con ellos lo antes posible. 
 
   III. En una palabra, ¿has tratado a los otros como quisieras ser tratado tú mismo? Quieres ser estimado, alabado, honrado, quieres que se te perdonen tus faltas y que se hable bien de ti: ¿tienes para con los demás la caridad que exiges de ellos? Sé familiar con tus amigos, afable y equitativo para con todos. Dios permitirá que se te trate como tú hayas tratado a los demás, y Él mismo usará contigo la medida que tú hayas usado con tu prójimo. No hagas a otro la que no quisieras que se te haga a ti.
 
El amor al prójimo
Orad por vuestros enemigos. 
 
ORACIÓN
   Dios omnipotente, mirad nuestra flaqueza, ved cómo el peso de nuestras obras nos abruma, y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Sabino, vuestro mártir y pontífice. Por J. C. N. S. Amén.

30 diciembre. Día VI dentro de la Octava de Navidad


PRIMERA LECTURA
El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 12-17

Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre.
Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo.
Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero—, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo.
Y el mundo pasa, con sus pasiones.
Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 95, 7-8a. 8b-9. 10 (R/.: 11a)
R/. Alégrese el cielo, goce la tierra.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.

Aleluya
Nos ha amanecida un día sagrado; venid, naciones, adorad al Señor, porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra.

EVANGELIO
Hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén

 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.
Palabra del Señor.