5 de Junio
SAN BONIFACIO o WINFRIDO,
Obispo y Confesor
SAN BONIFACIO o WINFRIDO,
Obispo y Confesor
Quien ama al padre o la madre más que a
mí, no es digno
de mí, quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. (Mateo, 10, 37).
El padre de San Bonifacio, habiéndose
opuesto a dejar entrar a su hijo en religión, cayó enfermo, y no se sanó hasta
que le hubo permitido seguir su vocación. Partió el santo de Inglaterra y fue
a predicar el Evangelio a Alemania, cuyo apóstol ha sido. Recorrió Frisia,
Baviera, Turingia, Hese y Sajonia: por todas partes convirtió a gran número
de paganos y edificó iglesias sobre las ruinas de los templos de los ídolos.
Gregorio III lo hizo arzobispo y primado de toda Alemania. Cultivó esta
naciente Iglesia y la regó con sus sudores durante más de treinta años;
después de lo cual, habiendo elegido a su sucesor con permiso del Sumo
Pontífice, fue a recibir en Frisia la corona del martirio, el 5 de junio del
año 754.
I. Hay que amar a Dios; es una verdad
que la razón nos enseña, es un precepto que Dios nos impone. Él nos ha amado
desde toda la eternidad, no cesa de colmarnos de beneficios; ¿cómo
respondemos nosotros a su amor? ¿Por qué, Señor, ordenarme que os ame? ¿No
era ya bastante permitírmelo? Sin embargo, lo hacéis objeto de un mandamiento
expreso. Vos me atraéis con la promesa de recompensas eternas, me hacéis
fuerza mediante la amenaza del infierno, y yo, ¡yo no os amo todavía!
II. Si, por lo menos, amases tú a
Jesucristo como amas a tus padres, a tus amigos, a tus riquezas y placeres,
no darías tanto motivo de queja contra ti. Pero es que todo haces tratándose
de tus padres y tus amigos; tienes iniciativas, sufres todo para conservar
tus riquezas, ¡Y nada haces por Jesús! Reflexiona en esta verdad, y te
avergonzarás por tu poca fe, y del poco amor que tienes para Dios y para
Jesucristo. Prestos estamos a sufrir por los hombres lo que no
queremos sufrir por Dios.(Tertuliano).
III. No basta amar a Dios, no basta
amarlo tanto como a los amigos y a los bienes, es preciso amarlo sobre todas
las cosas; estar prontos a sacrificar las más dulces inclinaciones para
agradarle, y antes que desobedecerle. Es menester, además, no amar nada sino
por amor a Él; no deben amarse las riquezas, la salud, sino porque podemos
servirnos de ellas para la gloria de Dios. ¿Tenemos estas disposiciones? Si
no las tenemos, en vano será que pretendamos amar a Dios, nuestros actos
desmienten a nuestras palabras. Muy poco os ama, oh Dios mío,
quien con Vos ama algo que no ama por Vos. (San Agustín).
El amor de Dios
Orad por vuestros padres.
ORACIÓN
Omnipotente Dios, mirad nuestra
flaqueza, ved cómo el peso de nuestras obras nos abruma, y fortificadnos por
la gloriosa intercesión del bienaventurado Bonifacio, vuestro pontífice
mártir. Por J.C.N.S.
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