martes, 1 de julio de 2025

LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE N. S. J. C.

1º de julio
LA PRECIOSÍSIMA SANGRE
DE N. S. J. C.(*)

   ¡Canta, lengua, el misterio del Cuerpo glorioso y de la Sangre preciosa de Cristo; de esa Sangre, fruto de un seno generoso, que el Rey de las gentes derramó para rescate del mundo: "in mundi praetium"!
   Pero, antes de que la lengua cante gozosa y el corazón se explaye en afectos de gratitud y amor, es necesario que medite la inteligencia las sublimidades del Misterio de Sangre que palpita en el centro mismo de la vida cristiana.
   Hay tres hechos que se dan, de modo constante y universal, a través de la historia del hombre: la religión, el sacrificio y la efusión de sangre.
   Los más eminentes antropólogos han considerado la religiosidad como uno de los atributos del género humano. La función céntrica de toda forma religioso-social ha sido siempre el sacrificio. Este se presenta como la ofrenda a Dios de alguna cosa útil al hombre, que la destruye en reconocimiento del supremo dominio del Señor sobre todas las cosas y con carácter expiatorio. Por lo que se refiere a la efusión de sangre, observamos que el sacrificio -al menos en su forma más eficaz y solemne- importa la idea de inmolación o mactación de una víctima, y, por lo mismo, el derramamiento de sangre, de modo que no hay religión que, en su sacrificio expiatorio, no lleve consigo efusión de sangre de las víctimas inmoladas a la divinidad.

SAN GALO, Obispo y Confesor



1º de julio
SAN GALO,

Obispo y Confesor


Ofrezcamos siempre a Dios un sacrificio de alabanza.
(Hebreos, 13, 15).

   San Galo huyó de la casa paterna porque sus padres querían hacerlo casar con la hija de un senador y entró en un monasterio de Cournon. Designado para suceder San Quinciano en la sede de Clermont, dio a su pueblo el ejemplo de una piedad angélica y de una dulzura inalterable. Un hombre brutal lo hirió en la cabeza y el santo sufrió esta afrenta sin dar la menor señal de emoción, y con este acto de paciencia desarmó la cólera de su agresor. Murió hacia el año 552.

MARTES DE LA DECIMOTERCERA SEMANA

PRIMERA LECTURA
El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego
Lectura del libro del Génesis 19, 15-29
En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot: 
—Vamos, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no perezcan por culpa de Sodoma.
Y como no se decidía, les agarraron de la mano a él, a su mujer y a las dos hijas—el Señor los perdonaba—, los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad.
Y cuando los sacaron fuera, le dijeron: 
—Ponte a salvo; no mires atrás.
No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.
Lot les respondió: 
—No, por favor.
Vuestro siervo ha alcanzado vuestro favor, pues me habéis tratado con gran misericordia, salvándome la vida; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, la desgracia me alcanzará y moriré.
Mira, hay ahí cerca una ciudad pequeña, donde puedo refugiarme y salvar la vida.
La ciudad es pequeña, y yo quedare vivo.
Le contestó: 
—Accedo a lo que pides, no arrasaré la ciudad que dices.
Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá.
Por eso se llama la ciudad Soar.
Salía el sol cuando Lot llegó a Soar.
El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo.
Arrasó aquellas ciudades y toda la vega; los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.
La mujer de Lot miró atrás, y se convirtió en estatua de sal.
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado delante del Señor.
Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como humo de horno.
Cuando el Señor destruyó las ciudades de la vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de la catástrofe, al arrasar las ciudades en que había vivido Lot.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 25. 2-3. 9-10. 11-12
V/. Tengo ante mis ojos, Señor, tu bondad.
R/. Tengo ante mis ojos, Señor, tu bondad.

V/. Escrútame, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón;
porque tengo ante los ojos tu bondad, y camino en tu verdad. R/.

V/. No arrebates mi alma con los pecadores, ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias, y su derecha está llena de sobornos. R/.

V/. Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano, en la asamblea bendeciré al Señor. R/.


EVANGELIO
Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago y vino una gran calma

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 8, 23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! El les dijo: ¡Cobardes ! ¡Qué poca fe ! Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: ¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!
Palabra del Señor