1º de julio
SAN GALO,
Obispo y Confesor
SAN GALO,
Obispo y Confesor
Ofrezcamos siempre a Dios un sacrificio de alabanza.
(Hebreos, 13, 15).
(Hebreos, 13, 15).
San Galo huyó de la casa paterna porque
sus padres querían hacerlo casar con la hija de un senador y entró en un
monasterio de Cournon. Designado para suceder San Quinciano en la sede de
Clermont, dio a su pueblo el ejemplo de una piedad angélica y de una dulzura
inalterable. Un hombre brutal lo hirió en la cabeza y el santo sufrió esta
afrenta sin dar la menor señal de emoción, y con este acto de paciencia desarmó
la cólera de su agresor. Murió hacia el año 552.
I. El sacrificio es un acto
sumamente agradable a Dios, porque es un homenaje tributado a su absoluto
dominio sobre todas las creaturas. Ofrece a Dios en sacrificio tu cuerpo;
inmólale todos los placeres de tus sentidos. Abstente no sólo de los placeres
ilícitos, sino también de los que te están permitidos. Acostúmbrate a
mortificarte en las ocasiones pequeñas, y no te costará hacerlo en las grandes.
Dios mío, os sacrifico todos mis placeres y deposito mi ofrenda al pie de
vuestra cruz.
II. Sacrifica a Dios tu corazón, porque a
Dios agrada el sacrificio de un corazón contrito y humillado. Que tu corazón no
tenga amor sino por Dios, que no desee sino su gloria, que no anhele sino su
cruz, que no suspire sino por el cielo. Alma mía, no ignoras que todas las
creaturas son incapaces de contentar tus deseos: no serás feliz sino cuando
seas toda de Dios. Dios mío, Vos no despreciáis el sacrificio de un
corazón contrito y humillado. (Salmista).
III. A fin de que tu sacrificio sea
completo, ofrece a Dios tu propia voluntad: ella es la fuente de todos tus
males. Reprímela, pues, quebrántala en toda coyuntura: la victoria más gloriosa
que puedes obtener es la de vencerte a ti mismo. Que la voluntad del Señor y la
de los que te mandan en su nombre sea la regla única y soberana de tu conducta.
Dios mío, aceptad mi sacrificio; quiero que mi voluntad esté en un todo
conforme con la vuestra. Que la propia voluntad desaparezca, y ya no habrá
infierno. (San Bernardo).
La abnegación de sí mismo
Orad por los sacerdotes.
Orad por los sacerdotes.
ORACIÓN
Dios omnipotente, haced que la
augusta solemnidad del bienaventurado Galo, vuestro confesor pontífice,
acreciente en nosotros la piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S.
Amén.