sábado, 20 de septiembre de 2014

VIGESIMO QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA
Mis planes no son vuestros planes

Lectura del Profeta de Isaías 55, 6-9

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—Oráculo del Señor—.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18

V/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
V/. Día tras día te bendeciré, Dios mío, y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
V/. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
V/. El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente.
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan.


SEGUNDA LECTURA
Para mí la vida es Cristo

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 1, 20c-24. 27a

Hermanos :
Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero no sé qué escoger.
Me encuentro en esta alternativa: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro, quedarme en esta vida, veo que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios


EVANGELIO
¿Vas a tener tú envidia porque soy bueno?

+ Lectura del santo Evangelio según San Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
—Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido.
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
—¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?
Le respondieron:
—Nadie nos ha contratado.
El les dijo:
—Id también vosotros a mi viña.
Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:
—Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.
Vinieron los del atardecer, y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
—Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.
El replicó a uno de ellos:
—Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA VIGÉSIMA CUARTA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Se siembra lo corruptible, resucita incorruptible

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 35-37. 42-49

Hermanos: Alguno preguntará: ¿Y cómo resucitan los muertos? ¿Qué clase de cuerpo traerán? Tonto, lo que tú siembras no recibe vida si antes no muere.
Y al sembrar, no siembras lo mismo que va a brotar después, sino un simple grano, de trigo, por ejemplo, o de otra planta.
Igual pasa en la resurrección de los muertos: se siembra lo corruptible, resucita incorruptible; se siembra lo miserable, resucita glorioso; se siembra lo débil, resucita fuerte; se siembra un cuerpo animal, resucita cuerpo espiritual.
Si hay cuerpo animal, lo hay también espiritual.
En efecto, así es como dice la Escritura: «El primer hombre, Adán, se convirtió en ser vivo».
El último Adán, en espíritu que da vida.
El espíritu no fue lo primero: primero vino la vida y después el espíritu.
El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo.
Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales.
Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.


Salmo responsorial Sal 55, 10. 11-12. 13. 14

V/. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
R/. Caminaré en presencia de Dios a la luz de la vida.
V/. Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco, y así sabré que eres mi Dios. R/.
V/. En Dios, cuya promesa alabo, en el Señor, cuya promesa alabo, en Dios confío y no temo: ¿qué podrá hacerme un hombre? . R/.
V/. Te debo, Dios mío, los votos que hice, los cumpliré con acción de gracias: porque libraste mi alma de la muerte, mis pies, de la caída; para que camine en presencia de Dios a la luz de la vida. R/.


EVANGELIO
Los de la tierra buena son los que escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando

+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo.
Entonces les dijo esta parábola: Salió el sembrador a sembrar su semilla.
Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad.
Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto al ciento por uno.
Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga.
Entonces le preguntaron los discípulos: ¿Qué significa esa parábola? El les respondió: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.
El sentido de la parábola es éste: La semilla es la Palabra de Dios.
Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la Palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan.
Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran.
Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la Palabra, la guardan y dan fruto perseverando.
Palabra del Señor