viernes, 24 de junio de 2022

FESTIVIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

VIERNES DESPUÉS DE LA OCTAVA DEL CORPUS:
FESTIVIDAD DEL 
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

   
El protestantismo en el siglo XVI, y el jansenismo en el XVII, habían puesto  todos los medios posibles para desfigurar uno de los dogmas esenciales del cristianismo, cual es el amor de Dios a todos los hombres.
   Era pues menester que el Espíritu de amor, que rige siempre a la Iglesia, encontrase un medio nuevo para oponerse a la herejía avasalladora, a fin de que la Esposa de Cristo, lejos de ver disminuir su amor a Jesús, lo sintiese acrecentado cada día más y más.
   En el culto católico, en esa norma tan segura de nuestra creencia, fue donde se verificó tal manifestación, al instituirse la festividad del Corazón sacratísimo de Jesús.
   Un autor anónimo del siglo XII, tenido por S. Bernardo, nos habla en el Oficio de este día de la majestad de este Santo de los Santos, de esta Arca del Testamento del Corazón de Jesús, tierno amigo de las almas.
   Las dos vírgenes benedictinas Santa Gertrudis y Santa Matilde (siglo XIII) tuvieron una visión muy clara de toda la magnitud de la devoción al Sagrado Corazón. San Juan Evangelista. apareciéndose a la primera, le anunció que " la revelación de los dulcísimos latidos del Corazón de Jesús, que él mismo había oído al recostarse sobre su pecho, estaba reservada para los últimos tiempos, cuando el mundo, envejecido y enfriado en el divino amor, tendría que calentarse con la revelación de estos misterios". Este Corazón, dicen las dos santas, es un altar sobre el que Cristo se ofrece al Padre como hostia perfecta y en todo agradable. Es un incensario de oro, del que se elevan hasta el Padre tantas columnas de incienso, cuantos son los hombres por los cuales Cristo padeció. En este Corazón se ennoblecen y se tornan gratas al Padre las alabanzas y acciones de gracias que a Dios damos y todas cuantas buenas obras hacemos.
   Mas para hacer que este culto fuese público y oficial, la Providencia suscitó primeramente a San Eudes, el cual compuso ya en 1670 un Oficio y misa del Sagrado Corazón.
   
Después escogió Dios a Santa Margarita María Alacoque, a la que, el 6 de Junio de 1675, Jesús mostró su Corazón, en Paray-le-Monial, mandándola se estableciese una fiesta del Sagrado Corazón el Viernes que sigue a la Octava del Smo. Sacramento. Del Beato Claudio de la Colombiere, jesuita y confesor de la vidente salesa, heredó la Compañía de Jesús el celo para extenderla más y más. Dignóse luego Jesús aparecerse al V. P. Hoyos en España.
   La solemnidad del Sagrado Corazón resume todas las fases de la vida de Jesús, que la liturgia había recorrido desde Adviento hasta el Corpus, y constituye un tríptico admirable con todos los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de la existencia del Salvador, gastada toda ella en amar a su Padre y a los hombres. De ahí que esta fiesta se halle colocada en un punto culminante, desde donde se puede abarcar de una sola mirada el pasado trabajoso de los actos redentores de Cristo, y el glorioso porvenir de las victorias que obtendrá mediante la acción del Espíritu Santo en las almas hasta la consumación de los siglos.
   Viene esta fiesta después de las de Cristo, y así las completa condensándolas todas en un objeto único material, que es el Corazón de carne de un Dios, y otro formal, o sea, la inmensa caridad de Cristo simbolizada en ese Corazón. Esta festividad no se relaciona con ningún misterio en particular de la vida del Salvador, sino que los abarca todos; y, por ende, la devoción al Sagrado Corazón se extiende a todos los beneficios que durante todo el año nos ha prodigado la caridad divina. Ésta es la fiesta del amor de Dios a los hombres. Lejos de compartir la Iglesia la esterilizadora frialdad jansenista, que concibe a Dios como un genio dañino y temible, nos invita a considerarle ante todo como a bondadoso Padre, diciéndonos que sintamos del Señor en bondad, que le llamemos Padre a boca llena y a Jesús Hermano nuestro mayor, que ha tenido a bien compartir con nosotros la herencia eterna.
   Cualquiera que sea la función que el corazón desempeñe en el organismo humano, cierto es que se ha tomado por sabios e ignorantes como centro de las emociones que producen en esa víscera su correspondiente sacudida, considerándole, por lo mismo, como asiento del amor. y no hay en este culto tan extendido, tan fecundo en frutos espirituales, pugna alguna con ninguno de los principios dogmáticos, ni es una condescendencia con el sentimentalismo moderno, ni una devoción de niños y mujerzuelas. Jesús quiere y pide se honre a su sacratísimo Corazón, porque con ello se honra también a toda su persona divino-humana, toda vez que el culto va directa o indirectamente a la persona.
Las manifestaciones del amor de Cristo, haciendo resaltar más la ingratitud de los hombres, que no corresponden sino con frialdad e indiferencia, son causa de que esta solemnidad ofrezca también un aspecto de reparación.
Vayamos a la escuela del Corazón de Jesús, cuyo amor dulce y humilde a nadie rechaza, y en él encontraremos descanso para nuestras almas.
   Dos pensamientos dominantes hay en la misa de la fiesta, lo mismo que en el nuevo Oficio: el amor que Jesús nos tiene y la reparación que se le debe por el desamor y las ofensas de los hombres.

ACTO DE REPARACIÓN AL CORAZÓN SACRATÍSIMO DE JESÚS

ACTO DE REPARACIÓN AL 
CORAZÓN SACRATÍSIMO DE JESÚS

   ¡Dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! vednos postrados ante vuestro altar, para reparar con especiales homenajes de honor la frialdad indigna de los hombres y las injurias que en todas partes hieren vuestro amantísimo Corazón.

   Mas, recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad, de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos ante todo obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar con voluntaria expiación no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.

   Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra Vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del Amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que ponen obstáculos al magisterio de la Iglesia por Vos fundada.

   ¡Ojalá que nos fuera dado lavar tantos crímenes, con nuestra propia sangre! Mas, entre tanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen, nuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que Vos mismo ofrecisteis un día sobre la Cruz al eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y con el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza de la fe, la inocencia de la vida, y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.

   ¡Oh benignísimo Jesús! por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación, concedednos que seamos fieles a vuestros mandamientos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia final, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos. Amén.

ORACIONES DIARIAS EN EL MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Mes del Sagrado Corazón de Jesús
En el mes de junio ofrece al Corazón de Jesús diariamente estas oraciones


ORACIÓN PREPARATORIA

          Dios mío, me postro ante tu soberana presencia. Yo te adoro en unión de tu Santísimo Hijo y deseo unir mi corazón al suyo, para ofrecerte una oración pura y agradable a vuestros divinos ojos. Y vos, Virgen santísima,  Ángel de mi guarda y santos de mi devoción interceded por mí, a fin de que pueda meditar las excelencias del amor de Cristo. Amén.


DEPRECACIONES

Corazón amorosísimo de Jesús,  por tu preciosa herida, abierta para dar paso a las llamas de tu inmenso amor, haz que el incendio de la caridad purifique nuestros corazones de la inmundicia del pecado.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Corazón sacratísimo de Jesús, por tu corona de espinas, que te atormentó con las crueles puntas de nuestros pecados, haz que sintamos un santo y sincero remordimiento de nuestras culpas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Corazón dulcísimo de Jesús, por tu cruz plantada como árbol frondoso alimentado por la sangre divina, signo de tu ardiente deseo de ser crucificado, concédenos una entera resignación a los designios de la Providencia.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria


CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de amor, por mediación de tu Madre y Madre mía la santísima Virgen María, acepto gustoso el pacto que tú me propones de cuidar tú de mí y de mis cosas y cuidar yo de ti y de tu gloria.

Todo lo mío lo pongo en tus manos: mi familia, negocios y ocupaciones; mi cuerpo con sus sentidos, salud y vida; mi alma con sus potencias, virtudes y méritos; mi propia salvación y santificación. Cuida tú de mí.

     Yo en cambio cuidaré de ti: de glorificarte cuanto pueda. Te prometo contribuir con comuniones, misas, rosarios, oraciones y jaculatorias; con la paciencia en sufrir las cruces ordinarias de la vida; con el fiel cumplimiento de las obligaciones de mi estado; con la propaganda, con el ejemplo, de palabra y por escrito, a darte toda gloria y reparación que me sea posible. Quiero extender por todo el mundo tu Reinado de Amor. Hazme perfectísimo amante y apóstol de tu amantísimo Corazón. Amén.

            ¡Todo sea por ti, Corazón Sacratísimo de Jesús!
            ¡Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío!
            ¡Dulce Corazón de María, sé nuestra salvación!

SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Viernes posterior al segundo domingo
después de Pentecostés

SOLEMNIDAD
DEL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS

PRIMERA LECTURA
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear
Lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-16
Así dice el Señor Dios:
«Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Las sacaré de entre los pueblos, las congregaré de los países, las traeré a su tierra, las apacentaré en los montes de Israel, en las cañadas y en los poblados del país. Las apacentaré en ricos pastizales, tendrán sus dehesas en los montes más altos de Israel; se recostarán en fértiles dehesas y pastarán pastos jugosos en los montes de Israel. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear —oráculo del Señor DiosBuscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 (R.: 1)
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.


SEGUNDA LECTURA
La prueba de que Dios nos ama
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 5b-11
Hermanos:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos; en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos del castigo!
Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuanta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!
Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Palabra de Dios.

Aleluya Mt 11, 29ab
Cargad con mi yugo y aprended de mí —dice el Señor—, que soy manso y humilde de corazón.

O bien:
Jn 10, 14
Yo soy el buen Pastor —dice el Señor—, conozco mis ovejas, y las mías me conocen.

EVANGELIO
¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 3-7
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y escribas esta parábola:
—«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.»
Palabra del Señor.