sábado, 18 de junio de 2016

DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Mirarán al que atravesaron

Lectura de la profecía de Zacarías 12, 10-11; 13, 1

Así dice el Señor:
«Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia.
Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito.
Aquel día, será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.»
Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.
Palabra de Dios.
 
Salmo responsorial Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)
R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma esta sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.
¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R.
Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R.
Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. R.
 
SEGUNDA LECTURA
Los que habéis sido bautizados os habéis revestido de Cristo

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3, 26-29

Hermanos:
Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo.
Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús.
Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Palabra de Dios.
 
Aleluya Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—, y yo las conozco, y ellas me siguen.
 
EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

 +Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 18-24

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó:
—«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
—«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.»
Él les preguntó:
—«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Pedro tomó la palabra y dijo:
—«El Mesías de Dios.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
—«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA UNDÉCIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Zacarías, a quien matásteis entre el templo y el altar
Lectura del segundo libro de las Crónicas 24, 17-25
Cuando murió Yehoyadá, los jefes de Judá fueron a postrarse ante el rey y éste siguió sus consejos.
Se olvidaron del templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a las estelas y a los ídolos.
Este pecado provocó la ira de Dios sobre Judá y Jerusalén.
Les envió profetas para que se convirtiesen, pero no hicieron caso a sus amonestaciones.
Entonces el Espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo: Esto dice el Señor: ¿Por qué no cumplís los preceptos del Señor? Vais al fracaso.
Habéis abandonado al Señor y él os abandonará a su vez.
Pero ellos conspiraron contra él y lo apedrearon en el atrio del templo por orden del rey.
El rey Joás, sin tener en cuenta el bien que le había hecho Yehoyadá, mató a su hijo Zacarías, que murió diciendo: ¡Que el Señor te lo tome en cuenta! Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, penetró en Judá, hasta Jerusalén; mataron a todos los jefes del pueblo y enviaron todo el botín al rey de Damasco.
El ejército de Siria no era muy numeroso, pero el Señor le entregó un ejército enorme, porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres.
Así se vengaron de Joás.
Al retirarse los sirios, dejándolo gravemente herido, sus cortesanos conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Yehoyadá. Lo asesinaron en la cama y murió.
Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34
V/. Le mantendré eternamente mi favor.
R/. Le mantendré eternamente mi favor.
V/. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades. R/.
V/. Le mantendré eternamente mi favor y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo. R/.
V/. Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos. R/.
V/. Castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; Pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad. R/.

EVANGELIO
No os agobiéis por el mañana
+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede estar al servicio de dos amos.
Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir.
¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta.
¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan.
Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos.
Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir.
Los paganos se afanan por esas cosas.
Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.
Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.
A cada día le bastan sus disgustos.
Palabra del Señor.