9 de enero
SAN 
ADRIANO,
Abad
Gozaos por cuanto vuestros nombres están
escritos en el cielo.
(Lucas, 10, 20).
escritos en el cielo.
(Lucas, 10, 20).
  
  San Adriano, nacido en África, era abad de Niridano, cerca de Nápoles, cuando
  el Papa Vitaliano lo señaló como candidato a arzobispo de Cantórbery. El
  humilde siervo de Dios declinó esta dignidad recomendando en su lugar a San
  Teodoro, pero aceptó partir con él para la lejana Inglaterra. Constituyólo el
  Papa asistente y consejero del arzobispo. Éste le confió el gobierno del
  monasterio de los Santos Pedro y Pablo de Cantórbery, llamado más tarde de
  San Agustín. San Adriano enseñó en él las letras divinas y humanas y, sobre
  todo, dio allí ejemplo vivo de virtudes. Murió en el año 710.   
  MEDITACIÓN SOBRE LA
  NECESIDAD 
DE TRABAJAR PARA SALVARSE 
   I. Dios quiere que seas un
  predestinado. Es tan grande su amor por los hombres, que quiere salvar a
  todos. Para esto les ha dado a su Hijo, para enseñarles el camino del cielo;
  para esto les ha dado sus mandamientos, ha establecido los sacramentos y les
  acuerda tantas gracias. ¡Cuán obligados estamos para con Vos, oh Bondad
  infinita, por tantos me dios de salvación como habéis puesto a nuestro
  alcance! ¿Has agradecido a Dios estos favores, los has aprovechado? ¿Cómo has
  trabajado hasta el presente en el negocio de tu salvación? 
   II. Te puedes salvar, tienes entre
  manos la vida y la muerte, el paraíso y el infierno; tienes libertad; la
  gracia nunca te falta. ¡No depende sino de mí el ser eternamente feliz; mi
  salvación depende de mis esfuerzos durante esta vida, y dejo yo correr inútil
  mente el tiempo que Dios me ha dado para que trabaje por ella! Puesto que mi
  salvación está en mi poder, y puesto que puedo, si quiero, ser amigo de Dios,
  ¿por qué no lo seré desde ahora? 
    III. No quieres conseguir tu
  salvación, ahora que lo puedes; tal vez llegue el dia en que querrás hacerlo,
  pero, ¡ay!, ya no será tiempo. No, no quieres salvarte, pues desprecias los
  medios que se te dan para salvarte, y rehúsas renunciar a tus placeres.
  Servir al mismo tiempo a Dios y al mundo es algo imposible. Trabaja pues en
  tu salvación, mientras tienes tiempo todavía; camina mientras tienes luz, no sea
  que te sorprendan las tinieblas (Jesucristo). 
El cuidado de la salvación 
Orad por los enfermos. 
ORACIÓN 
      Haced, os lo rogamos, Señor, que
  la intercesión. de San Adriano, abad, nos haga agradables ante vuestra
  Majestad, a fin de que obtengamos por su asistencia lo que no podemos esperar
  de nuestros méritos.  Por N. S. J. C. Amén 
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