PRIMERA LECTURA
Su rival insultaba a Ana,
porque el Señor la había hecho estéril
Comienzo del primer libro de Samuel 1, 1-8
Había
un hombre sufita oriundo de Ramá, en la serranía de Efraín, llamado Elcaná,
hijo de Yeroján, hijo de Elihu, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos
mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los
tenía.
Aquel
hombre solía subir todos los años desde su pueblo, para adorar y ofrecer
sacrificios al Señor de los Ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del
Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés.
Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones
a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una
ración y eso que la quería, pero el Señor la había hecho estéril. Su rival la
insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había
hecho estéril.
Así
hacía año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla
así.
Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná su marido le
dijo:
–Ana,
¿por qué lloras y no comes?, ¿por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez
hijos?
Palabra de
Dios.
Salmo responsorial Sal 115, 12-13. 14 y 17. 18-19
R.
Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.
O bien:
Aleluya.
¿Cómo pagaré
al Señor
todo el bien
que me ha hecho?
Alzaré la
copa de la salvación,
invocando su
nombre. R.
Cumpliré al
Señor mis votos
en presencia
de todo el pueblo.
Te ofreceré
un sacrificio de alabanza,
invocando tu
nombre, Señor. R.
Cumpliré al
Señor mis votos
en presencia
de todo el pueblo;
en el atrio
de la casa del Señor,
en medio de
ti, Jerusalén. R.
EVANGELIO
Convertíos y creed la Buena
Noticia
+ Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 1, 14-20
Cuando
arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía:
–Se
ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena
Noticia.
Pasando
junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran
pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo:
–Venid
conmigo y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron.
Un
poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, y a su hermano Juan, que
estaban en la barca repasando las redes.
Los
llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon
con él.
Palabra del
Señor.