viernes, 7 de junio de 2013

VIERNES. EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, Solemnidad

SOLEMNIDAD DEL

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

PRIMERA LECTURA
Yo mismo apacentaré mis ovejas y las haré sestear
Lectura del Profeta Ezequiel 34, 11 - 16
Así dice el Señor Dios:
Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas,
siguiendo su rastro.
Como un pastor sigue el rastro de su rebaño
cuando se encuentra las ovejas dispersas,
así seguiré yo el rastro de mis ovejas;
y las libraré,
sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron,
el día de los nubarrones y de la oscuridad.
Las sacaré de entre los pueblos,
las congregaré de los países,
las traeré a la tierra,
las apacentaré por los montes de Israel,
por las cañadas y por los poblados del país.
Las apacentaré en pastizales escogidos,
tendrán sus dehesas en lo alto de los montes de Israel,
se recostarán en fértiles dehesas,
y pastarán pastos jugosos en la montaña de Israel.
Yo mismo apacentaré mis ovejas,
yo mismo las haré sestear
–oráculo del Señor Dios–.
Buscaré las ovejas perdidas,
haré volver a las descarriadas,
vendaré a las heridas,
curaré a las enfermas;
a las gordas y fuertes las guardaré,
y las apacentaré debidamente.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R.  El Señor es mi pastor,
      nada me falta.
El Señor es mi pastor,
nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.
Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R.

SEGUNDA LECTURA
Dios nos da pruebas de su amor

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 5, 5–11

Hermanos:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
En efecto, cuando nosotros estábamos todavía sin fuerza, Cristo, en el tiempo fijado, murió por los impíos –difícilmente se encuentra uno que quiera morir por un justo; puede ser que se esté dispuesto a morir por un hombre bueno– pero la prueba del amor que Dios nos tiene nos la ha dado en esto: Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Y ya que ahora estamos justificados por su sangre, con más razón seremos salvados por él de la cólera.
En efecto, si cuando éramos todavía enemigos de Dios fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con más razón, reconciliados ya, seremos salvados por su vida.
Más aún, ponemos nuestro orgullo en Dios por nuestro Señor Jesucristo por el que ahora hemos recibido la reconciliación.

Palabra de Dios.

Aleluya Mt 11. 29ab
Aleluya, aleluya.
Cargad con mi yugo y aprended de mí
que soy manso y humilde de corazón.

O bien:
Aleluya Jn 4, 10b
Aleluya, aleluya.
Dios nos ha amado y nos ha enviado a su Hijo,
como propiciación por nuestros pecados,

O bien:
Aleluya Jn 10, 14
Aleluya, aleluya.
Yo soy el Buen Pastor, dice el Señor,
conozco mis ovejas y ellas me conocen.

EVANGELIO
¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 15, 3-7
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos y letrados esta parábola:
–Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
–¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.


Palabra del Señor.