domingo, 18 de mayo de 2014

SAN FÉLIX DE CANTALICIO, Confesor


18 de Mayo
SAN FÉLIX DE CANTALICIO,

Confesor
 No juzguéis, a fin de no ser juzgados; con el mismo
juicio que juzgareis seréis juzgado.
(Mateo, 7, 1.2).

   Unió este santo a una profunda humildad un fondo inalterable de alegría y dulzura. Hablaba poco, huía de la compañía de los murmuradores, tenía horror por todo lo que fuese capaz de herir la caridad. Las afrentas dejaban a su alma tranquila y serena. Al que lo insultaba, respondíale: Quiera Dios hacerlo santo. Entró en la Orden de los capuchinos, desempeñó el cargo de cuestor durante más de cuarenta años. Es el empleo que prefería, porque se exponía a mas desaires y desprecios. Murió el 18 de mayo de 1587.

MEDITACIÓN  SOBRE
LOS JUICIOS TEMERARIOS
   I. A nadie juzgues. ¿Quién te ha constituido censor y juez de los demás? Usurpas la autoridad de Dios, y te expones a juzgar temerariamente. Los hombres, dice la Sagrada Escritura, no ven más que las apariencias, Dios sólo ve el fondo del corazón. Piensa que los demás valen más que tú; nunca podrás juzgar en demasía favorablemente sus acciones. Este hombre que miras como a pecador, acaso sea un gran santo. El mundo está lleno de juicios temerarios: el hombre del que ya habíamos desesperado se convirtió y llegó a ser santo. (Santo Agustín).
   II. Si ves alguna acción exteriormente mala, no por eso condenes a tu prójimo; acaso su ignorancia o su buena intención lo justifican ante Dios. Si su falta es evidente, tampoco lo juzgues, a Dios le corresponde hacerla. Acuérdate de aquel santo religioso que decía al morir: Nunca juzgué a los demás; espero que Dios no me juzgue, porque lo ha prometido en su Evangelio.
   III. Cuando se cometa alguna falta en tu presencia, o se hable de las faltas de los demás, mira si no eres culpable de los mismos pecados. Considera su fealdad para concebir un saludable horror de ellos. Humíllate, agradece a Dios de que te haya concedido la gracia de no caer en el mismo desorden. Ten compasión de tu hermano, ruega a Dios por él. ¿Quién eres tú, tú que juzgas tan injustamente, tan audazmente, tan abiertamente al servidor ajeno? Entra en ti mismo, examínate, júzgate. (San Lorenzo Justiniano).

La caridad
Orad por vuestros conciudadanos.

ORACIÓN
   Oh Dios, que cada año nos proporcionáis un nuevo motivo de alegría en la fiesta del bienaventurado Félix, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando la nueva vida que ha recibido en el cielo, imitemos también la que ha vivido en la tierra. Por J. C. N. S. Amén.

QUINTO DOMINGO DE PASCUA

PRIMERA LECTURA
Escogieron a siete hombres llenos de Espíritu Santo

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 6, 1-7

En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los apóstoles convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron:
No nos parece bien descuidar la Palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra.
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Simón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La Palabra de Dios iba cundiendo y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19

V/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. (o, Aleluya).
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como esperamos de ti.
V/. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos; dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
V/. La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
V/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.


SEGUNDA LECTURA
Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 2, 4-9

Queridos hermanos:
Acercándoos al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.
Dice la Escritura:
«Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»
Para vosotros los creyentes es de gran precio, pero para los incrédulos es la piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular, en piedra de tropezar y en roca de estrellarse.
Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino.
Vosotros, en cambio, sois , una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que nos llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.
Palabra de Dios


Aleluya Jn 14, 5
Si no se canta, puede omitirse
Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino y la verdad y la vida
—dice el Señor.
Nadie va al Padre, sino por mí.
Aleluya.


EVANGELIO
Yo soy el camino y la verdad y la vida

 +Lectura del santo Evangelio según San Juan 14, 1-12

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias si no, os lo había dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
—Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
—Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
—Señor, muéstranos al Padre y nos basta.
Jesús le replica:
—Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre?» ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también el hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre.
Palabra del Señor.