13 de abril
Mi reino no es de este mundo. Si de este
mundo
fuera mi reino, mis servidores me habrían
defendido.(Juan, 18, 36).
fuera mi reino, mis servidores me habrían
defendido.(Juan, 18, 36).
San Hermenegildo fue el hijo
mayor de Leovigildo, rey de los visigodos en España, que era arriano.
Empleó su padre contra él toda suerte de halagos, pasando a la amenaza y
llegando hasta la prisión para traerlo al arrianismo: nada pudo quebrar la
constancia de este generoso atleta de la fe. Rechazó la comunión pascual
de manos de un obispo arriano que su padre le enviara a su prisión.
Exasperado con su rechazo, mandó el padre a unos soldados para que le
dieran muerte. Hendiéronle éstos la cabeza de un hachazo. Arrepentido
Leovigildo de su crueldad, a su muerte recomendó a San Leandro que educase
en la fe católica a su otro hijo Recaredo, que fue su sucesor y el primer
rey católico de España. El martirio de Hermenegildo acaeció en Sábado
Santo, el 13 de abril del año 585.
I. Aunque no seamos hijos de
rey, como lo fue San Hermenegildo, todos estamos llamados a gozar del
reino de Dios en el cielo. No son las riquezas, ni la nobleza, ni el
renombre, ni la ciencia, ni el talento los que nos pondrán en posesión de
este reino, sino la buena voluntad ayudada de la gracia de Dios. No te
fatigues pues, buscando una posición brillante en la tierra, no te aflijas
si eres pobre y mísero, tu reino no es de este mundo.
II. En este mundo considérate
como hijo de rey, como heredero presunto de una corona que no puede
escapársete, si sabes, mediante tu sumisión, conservar la amistad del rey
tu padre. En segundo lugar, considérate como príncipe exilado, a quien
expulsaron de sus dominios, y que debe, por su valor, reconquistar su
reino. Conserva la inocencia y la gracia del bautismo: reinarás después de
tu muerte. Si las hubieses perdido, has perdido con ellas el derecho a tu
reino; haz de reconquistar este derecho cueste lo que cueste. El reino
de los cielos su fre violencia. (Evangelio).
III. Dependerá de ti el gozar
un día de este reino. Serás siempre feliz, si no consientes libremente en
ser desgraciado. Está en tu poder elegir por Señor a Dios o al demonio;
mas, aquél a quien te des te conservará eternamente. Elige, pues, o reinar
eternamente con Dios, o sufrir eternamente con el
demonio.
El desprecio del mundo
Orad por los gobiernos cristianos.
ORACIÓN
Dios omnipotente, que
enseñasteis al bienaventurado Hermenegildo, vuestro mártir, a preferir el
reino de los cielos a las grandezas de este mundo, haced que siguiendo su
ejemplo despreciemos las cosas perecederas para aspirar sólo a las
eternas. Por J. C. N. S.
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- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)