sábado, 19 de enero de 2013

DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO




PRIMERA LECTURA
El marido se alegrará con su esposa

Lectura del Profeta Isaías 62, 1-5

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha.
Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.
Ya no te llamarán «abandonada»,  ni a tu tierra «devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada»;
Porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a y c
R.  Contad a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

SEGUNDA LECTURA
El mismo y único espíritu reparte a cada uno, como a él le parece

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12,4-11

Hermanos:
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de servicios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, el lenguaje arcano; a otro, el don de interpretarlo. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Palabra de Dios.

Aleluya   2 Ts 2, 14
Aleluya, aleluya.
Dios nos llamó por medio del Evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

EVANGELIO
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos

+ Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 1-12
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
–No les queda vino.
Jesús le contestó:
–Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes:
–Haced lo que él diga.
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
–Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
–Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
–Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
Después bajó a Cafarnaúm con su madre y sus hermanos y sus discípulos, pero no se quedaron allí muchos días.

Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA PRIMERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA
Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 12-16
Hermanos:
La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos.
juzga los deseos e intenciones del corazón.
Nada se oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de Aquél a quien hemos de rendir cuentas.
Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios.
No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 15
R.  Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandatos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia
el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

EVANGELIO
No he venido a llamar justos, sino pecadores
+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
–Sígueme.
Se levantó y lo siguió.
Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían un grupo de recaudadores y otra gente de mala fama se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Algunos letrados fariseos, al ver que comía con recaudadores y otra gente de mala fama, les dijeron a los discípulos:
–¡De modo que come con recaudadores y pecadores!
Jesús lo oyó y les dijo:
–No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores.
Palabra del Señor.