sábado, 26 de mayo de 2012

DOMINGO DE PENTECOSTÉS. MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA



MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA
       Estas lecturas se emplearán en la misa que se celebra en la tarde del sábado, ya sea antes o después de las primeras Vísperas del domingo de Pentecostés.

PRIMERA LECTURA
Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra
Lectura del libro del Génesis 11, 1-9
Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Sentar y se establecieron allí.
Y se dijeron unos a otros:
–«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos.»
Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento.
Y dijeron:
–«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra. »
El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo:
–«Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo.»
El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.
Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra.
Palabra de Dios.

O bien:
El Señor bajó al monte Sinaí a la vista del pueblo
Lectura del libro del Éxodo 19, 3-8a. 16-20b
En aquellos días, Moisés subió hacia Dios.
El Señor lo llamó desde el monte, diciendo:
–«Así dirás a la casa de Jacob, y esto anunciarás a los israelitas:
"Ya habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; seréis para mi un reino de sacerdotes y una nación santa." Éstas son las palabras que has de decir a los israelitas.»
Moisés convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todo lo que el Señor le había mandado.
Todo el pueblo, a una, respondió:
–«Haremos todo cuanto ha dicho el Señor.»
Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar.
Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.
Palabra de Dios.

O bien:
Huesos secos, traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14
En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mi y, con su Espíritu, el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos.
Me preguntó:
–«Hijo de Adán, ¿podrán revivir estos huesos?»
Yo respondí:
–«Señor, tú lo sabes.»
Él me dijo:
–«Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: "¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: Yo mismo traeré sobre vosotros espíritu, y viviréis. Pondré sobre vosotros tendones, haré crecer sobre vosotros carne, extenderé sobre vosotros piel, os infundiré espíritu, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor. " »
Y profeticé como me había ordenado y, a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido, y la piel los recubría; pero no tenían espíritu.
Entonces me dijo:
–«Conjura al espíritu, conjura, hijo de Adán, y di al espíritu: "Así dice el Señor: De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.»
Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu, y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable.
Y me dijo:
–«Hijo de Adán, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: "Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados." Por eso, profetiza y diles: "Así dice el Señor: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago."» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios.

O bien:
Sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu
Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5
Así dice el Señor:
–«Derramaré mi Espíritu sobre toda carne:
profetizarán vuestros hijos e hijas,
vuestros ancianos soñarán sueños,
vuestros jóvenes verán visiones.
También sobre mis siervos y siervas
derramaré mi Espíritu aquel día.
Haré prodigios en cielo y tierra:
sangre, fuego, columnas de humo.
El sol se entenebrecerá,
la luna se pondrá como sangre,
antes de que llegue el día del Señor,
grande y terrible.
Cuantos invoquen el nombre del Señor
se salvarán.
Porque en el monte de Sión y en Jerusalén quedará un resto;
como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que él llamó.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 24. 27-28. 29bc~30(R.: Cf. 30)
R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
O bien:
      Aleluya.
Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas. R.
Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo;
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.
Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

SEGUNDA LECTURA
El Espíritu intercede con gemidos inefables
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 22-27
Hermanos:
Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto.
Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hi­jos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve?
Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.
Pero además el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, por­que nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.
Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios.

Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.

EVANGELIO
Manarán torrentes de agua viva
+Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37-39
El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, en pie, gritaba:
–«El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva. »
Decía esto refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que cre­yeran en él.
Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado.
Palabra del Señor.

SAN FELIPE NERI, Confesor



26 de Mayo
SAN FELIPE NERI,
Confesor


Hazte ejemplo y modelo de los fieles,
en el hablar, en la manera de obrar con el prójimo,
  en la caridad, en la fe, en la castidad.
(1 Timoteo, 4, 12).
   La perfecta caridad que caracteriza a los verdaderos servidores de Dios, ha hecho de este santo una de las más brillantes luminarias de la Iglesia. Su celo por la gloria de Dios y por la salvación del prójimo lo movió a fundar la congregación de los Padres del Oratorio, de la que fue el primer superior general. Tan abundantes eran los consuelos que recibía del cielo, que le hacían exclamar: Señor, basta; moriré de dicha si no moderas mi gozo. Murió en 1595, a la edad de 80 años.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES VIRTUDES
DE SAN FELIPE NERI
   I. Es admirable el amor que este santo profesaba a Dios; a la edad de veintitrés años abandona sus libros para dedicar todo su tiempo a la oración: abundantes lágrimas derramaba al celebrar la misa; incesantemente su corazón ardía en actos de amor a Dios. ¿Por qué señales conocerías tú el amor que tienes a Dios? ¿Acaso en tus frecuentes coloquios con Él? Amable Jesús, tanto nos gusta conversar con nuestros amigos, ¿de dónde proviene que tan rápido nos aburramos conversando contigo en la oración? ¡Oh Dios amabilísimo!, exclamaba nuestro Santo, nos mandáis que os amemos: ¿por qué, pues, nos dais un solo corazón, y tan estrecho?
   II. Su austeridad era prodigiosa, sus ayunos casi continuos; trabajaba todo el día y pasaba la noche en oración. Practiquemos las mortificaciones que importa el estado en el que Dios nos ha puesto. Suframos, primeramente, con paciencia, aquello que no podemos evitar; además, mortifiquémonos nosotros mismos, pero ocultamente, no sea que las alabanzas de los hombres vengan a ser la única recompensa.
   III. San Felipe ha reunido en su persona el celo de la vida activa con la dulzura de la vida contemplativa. En todo tiempo manteníase unido a Dios, y no cesaba de aliviar las necesidades corporales y espirituales del prójimo. Convertía a los pecadores con sus conversaciones y predicaciones. ¿De dónde procede que nada hagas tú por Dios? Es que no lo amas. El amor de Dios nunca está ocioso; donde esté, hace grandes cosas; el amor que no obra no es verdadero amor. (San Gregorio).
El amor de Dios
Orad por la Congregación del Oratorio.
ORACIÓN
   Oh Dios, que habéis elevado al bienaventurado Felipe, vuestro confesor, a la gloria de vuestros santos, haced, por vuestra bondad, que celebrando su fiesta con alegría, aprovechemos el ejemplo de sus virtudes. Por J. C. N. S. Amén.

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SÁBADO VII SEMANA PASCUA



MISA DE LA MAÑANA

PRIMERA LECTURA
Vivió en Roma, predicando el reino de Dios
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles   28, 16-20. 30-31
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se reunieron, les dijo:
– «Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos. Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo encima estas cadenas.»
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 10, 4. 5 y 7  (R.: cf. 7b)
R. Los buenos verán tu rostro, Señor.

O bien:
Aleluya.

El Señor está en su templo santo,
el Señor tiene su trono en el cielo;
sus ojos están observando,
sus pupilas examinan a los hombres. R.
El Señor examina a inocentes y culpables,
al que ama la violencia él lo ola.
Porque el Señor es justo y ama la justicia:
los buenos verán su rostro. R.

Aleluya   Jn 16, 7. 13
Os enviaré el Espíritu de la verdad
–dice el Señor–;
él os enseñará la verdad plena.

EVANGELIO
Éste es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 20-25
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Al verlo, Pedro dice a Jesús:
– «Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta:
– «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.

Palabra del Señor.