sábado, 26 de julio de 2025

SANTA ANA, Madre de la Santísima Virgen María

26 de julio
SANTA ANA,
Madre de la Santísima Virgen María
Por el fruto se conoce el árbol.
(Mateo, 12, 33).

   Santa Ana, después de veinte años de infecundidad, obtuvo del Cielo, por sus lágrimas, sus ayunos y oraciones, el favor de ser madre. Educó a la Virgen María como a hija que le había concedido el Cielo para algún gran destino. Cuando la niña cumplió tres años, Ana la condujo al Templo y la ofreció al Señor. Poco tiempo después murió con la muerte de los justos, tan preciosa siempre ante los ojos de Dios.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CONDICIONES
REQUERIDAS PARA QUE NUESTRAS ORACIONES
SEAN EFICACES

   I. Sólo después de veinte años de súplicas y de mortificaciones, Santa Ana fue escuchada. No te desanimes si Dios no te concede de inmediato lo que le pides: persevera en la oración, obtendrás, siempre que pidas cosas buenas y que lo pidas con humildad y confianza. Aplazas el escuchar, oh Dios mío, a fin de enseñarnos a pedir; finges no oír, a fin de que perseveremos. (San Anselmo) .

  II. Un ángel vino a anunciar a Santa Ana que su oración había sido acogida, y ella creyó sin titubear. Nuestro Señor mismo ha dicho que todo lo que pidieres en su nombre, te será concedido; ¡y todavía lo dudas! Dios puede y quiere concederte las gracias que le pides; no carece de Poder ni de voluntad para esto, puesto que es omnipotente y más vivamente quiere hacernos don de sus mercedes que lo que nosotros mismos queremos tenerlas. Ruega, pues, pero hazlo con fe viva e inquebrantable; pide por los méritos de Jesucristo. ¿No es verdad, acaso, que te diriges a Dios sólo después de haber agotado todos los medios mundanos?

   III. Santa Ana, agradecida por el favor que el cielo le había acordado, ofreció a Dios en el Templo, a la hija que le había dado. ¿Has agradecido tú las gracias que de Él has recibido? ¿Tal vez las has olvidado, acaso has abusado de ellas para ofender a Dios tu bienhechor? No es digno de recibir nuevos beneficios quien no agradece los que ha recibido. (San Bernardo). 

La mortificación
Orad por la perseverancia de los buenos.

ORACIÓN
   Oh Dios, que os dignasteis conceder a Santa Ana la gracia de dar al mundo a la Madre de Vuestro Unigénito Hijo, haced, por vuestra misericordia, que nos ayude junto a Vos la intercesión de aquélla cuya fiesta celebramos. Por J. C. N. S. Amén.

SAN JOAQUÍN Padre de la Santísima Virgen María

26 de julio
SAN JOAQUÍN (*)
Padre de la Santísima Virgen María
   Es inútil buscar en la Sagrada Escritura una huella, siquiera fugaz, del abuelo materno de Jesús. Las genealogías que San Mateo (1, 1) y San Lucas (3, 23) incluyen en sus Evangelios dibujan a grandes rasgos el árbol genealógico de Jesús, tomando por puntos de referencia los cabezas de familia, desde San José, su padre legal, hasta Adán, pasando por David y Judá. La línea materna, en cambio, queda silenciada. Ante este problema, y en la necesidad de dilucidar la cuestión de la ascendencia de María, Padres de la Iglesia oriental tan venerables como San Epifanio y San Juan Damasceno no tuvieron reparo en echar mano de una añeja tradición en la que se contienen diversas noticias acerca de los abuelos maternos de Jesús. Por otra parte, el hecho de que tantas veces encontremos representaciones pictóricas y escultóricas alusivas a los primeros años de María, quien aparece reclinada en los brazos de su madre, Santa Ana, y a escenas de la vida pastoril de San Joaquín, a quien se presenta como padre de María, lo mismo en mosaicos bizantinos del Monte Athos que en tablas de la escuela valenciana o castellana, atestigua la raigambre y el favor de que ha gozado en la cristiandad la piadosa tradición que hace a San Joaquín y Santa Ana padres de María y abuelos de Jesús.

26 Sábado de la decimosexta semana. (Hasta la hora nona). SANTOS JOAQUÍN y ANA, padres de la bienaventurada Virgen María, memoria obligatoria

 PRIMERA LECTURA

Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros
Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: Haremos todo lo que dice el Señor.
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor.
Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel.
Y mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas, como sacrificio de comunión.
Tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió: Haremos todo lo que manda el Señor y le obedeceremos.
Tomó Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo: Esta es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos mandatos.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 49, 1-2. 5-6. 14-15
V/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.
R/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

V/. El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de Oriente a Occidente.
Desde Sión, la Hermosa, Dios resplandece. R/.

V/. «Congregadme a mis fieles que sellaron mi pacto con un sacrificio» Proclame el cielo su justicia: Dios en persona va a juzgar. R/.

V/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo, e invócame el día del peligro: yo te libraré, y tú me darás gloria. R/.


EVANGELIO
Dejadlos crecer juntos hasta la siega

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 24-30

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.
Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga, apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo ? ¿De dónde sale la cizaña? El les dijo: Un enemigo lo ha hecho.
Los criados le preguntaron: ¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les respondió: No, que podríais arrancar también el trigo.
Dejadlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.

Palabra del Señor.