Santo Domingo Savio
Estudiante (1857)
Historia:
Domingo significa: El que está consagrado al Señor.
Entre los
miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco, el más famoso fue
Santo Domingo Savio, joven estudiante que murió cuando apenas le faltaban
tres semanas para cumplir sus 15 años.
Nació Domingo Savio en Riva de
Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842.
Era el mayor entre cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de
Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo
costuras para sus vecinas.
Desde muy pequeñín le agradaba mucho ayudar a la Santa Misa como acólito, y
cuando llegaba al templo muy de mañana y se encontraba cerrada la puerta, se
quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el
sacristán a abrir.
El día anterior a su primera confesión fue donde la mamá y le pidió perdón por
todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles.
El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice:
"Prefiero morir antes que pecar".
A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y [...] |
viernes, 9 de marzo de 2012
Santo Domingo Savio, Estudiante
SANTA FRANCISCA ROMANA, Viuda
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9 de marzo
SANTA FRANCISCA ROMANA,
Viuda

Jesucristo se humilló a sí mismo
haciéndose
obediente hasta la muerte, ¡Y muerte de cruz!(Filipenses, 2, 8).
obediente hasta la muerte, ¡Y muerte de cruz!(Filipenses, 2, 8).
Santa Francisca Romana veía siempre a su lado al ángel custodio. Éste se avergonzaba y se apartaba cuando ella cometía una falta, o cuando escuchaba conversaciones profanas. Jesús y María conversaban familiarmente con ella. ¿Admiras estas mercedes? Sin embargo, hay algo más admirable en la vida de Santa Francisca: su humildad y su obediencia. Por obedecer a su marido, en el acto abandonaba sus ejercicios de devoción. Es -decía- dejar a Dios por Dios". Murió en 1440.
MEDITACIÓN
SOBRE LA OBEDIENCIA
I. Cuarenta años vivió Santa Francisca con su
marido sin que hubiera entre ellos la menor disensión, porque no tenía ella otra
voluntad que la de él. ¿Quieres conservar la paz en tu familia y en tu
conciencia? Obedece a los superiores que Dios te ha dado. Ve en ellos la persona
de Jesucristo; deja tus placeres, tus pasatiempos, para hacer su voluntad en
todo lo que no sea contrario a la ley de Dios. Tu obediencia será siempre
recompensada.
II. Estás con frecuencia melancólico, nunca
está tu espíritu tranquilo; ¿sabes la causa? Es porque no obedeces, o porque lo
haces de mala gana; no sometes tu voluntad a la de aquellos que tienen derecho a
mandarte. Para adquirir esta virtud, debes renunciar a tu voluntad propia; cosa
difícil es, pero puedes lograrlo. ¡Qué feliz será tu vida, si no tienes otra
voluntad que la de tus superiores!
III. Es preciso, además, que sometas tu juicio
al del que te manda: no es cosa de los inferiores el discutir las órdenes de los
superiores, a menos que tengas razones para creer que son contrarias a la ley de
Dios. Jesús obedecía a María y a José, ¿y tú no puedes someter tu juicio al
juicio de tus superiores? Nunca estarás contento, tu obediencia carecerá de
vigor y de mérito, si no te habitúas a obedecer sin discutir lo que se te
ordena. Aquél que aprendió a obedecer bien, no discute las órdenes que
recibe. (San Gregorio)
La obediencia
Orad por la paz.
Oh Dios, que entre otros dones de tu gracia,
habéis concedido a la bienaventurada Francisca, Vuestra sierva, la merced de
conversar familiarmente con su ángel custodio, haced, benignamente, que, por el
auxilio de su intercesión, merezcamos entrar un día en la sociedad de estos
espíritus bienaventurados. Por J. C. N. S. Amén.
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Santa Francisca Romana. Esposa, madre, viuda y apóstol seglar
9 de Marzo
Santa Francisca Romana (año 1440)
Esposa, madre, viuda y apóstol seglar. Francisca, aunque amaba inmensamente a su esposo, sentía la nostalgia de no poder dedicar su vida a la oración y a la contemplación, en la vida religiosa. Un día su cuñada, llamada Vannossa, la vio llorando y le preguntó la razón de su tristeza. Francisca le contó que ella sentía una inmensa inclinación hacia la vida religiosa pero que sus padres la habían obligado a formar un hogar. Entonces la cuñada le dijo que a ella le sucedía lo mismo, y le propuso que se dedicaran a las dos vocaciones: ser unas excelentes madres de familia, y a la vez, dedicar todos los ratos libres a ayudar a los pobre y enfermos, como si fueran dos religiosas. Y así lo hicieron. Con el consentimiento de sus esposos, Francisca y Vannossa se dedicaron a visitar hospitales y a instruir gente ignorante y a socorrer pobres. La suegra quería oponerse a todo esto, pero los dos maridos al ver que ellas en el hogar eran tan cuidadosas y tan cariñosas, les permitieron seguir en esta caritativa acción. Pronto Francisca empezó a ganarse la simpatía de las gentes de Roma por su gran caridad para con los enfermos y los pobres. Ella tuvo siempre la cualidad especialísima de hacerse querer por la gente. Fue un don que le concedió el Espíritu Santo. En más de 30 años que Francisca vivió con su esposo, observó una conducta verdaderamente edificante. Tuvo tres hijos a los cuales se esmeró por educar muy religiosamente. Dos de ellos murieron muy jóvenes, y al tercero lo guió siempre, aun después de que él se casó, por el camino de todas las virtudes. A Francisca le agradaba mucho dedicarse a la oración, pero le sucedió muchas veces que estando orando la llamó su marido para que la ayudara en algún oficio, y ella suspendía inmediatamente su oración y se iba a colaborar en lo que era necesario. Veces hubo que tuvo que suspender cinco veces seguidas una oración, y lo hizo prontamente. Ella repetía: "Muy buena es la oración, pero la mujer casada tiene que concederles enorme importancia a sus deberes caseros". Dios permitió que a esta santa mujer le llegaran las más desesperantes tentaciones. Y a todas resistió dedicándose a la oración y a la mortificación y a las buenas lecturas, y a estar siempre muy ocupada. Su familia, que había sido sumamente rica, se vio despojada su sus bienes en una terrible guerra civil. Como su esposo era partidario y defensor del Sumo Pontífice, y en la guerra ganaron los enemigos del Papa, su familia fue despojada de sus fincas y palacios. Francisca tuvo que irse a vivir a una casona vieja, y dedicarse a pedir limosna de puerta en puerta para ayudar a los enfermos de su hospital. Y además de todo esto le llegaron muy dolorosas enfermedades que le hicieron padecer por años y años. Ella sabía muy bien que estaba cosechando premios para el cielo. Su hijo se casó con una muchacha muy bonita pero terriblemente malgeniada y criticona. Esta mujer se dedicó a atormentarle la vida a Francisca y a burlarse de todo lo que la santa hacía y decía. Ella soportaba todo en silencio y con gran paciencia. Pero de pronto la nuera cayó gravemente enferma y entonces Francisca se dedicó a asistirla con una caridad impresionantemente exquisita. La joven se curó de la enfermedad del cuerpo y quedó curada también de la antipatía que sentía hacia su suegra. En adelante fue su gran amiga y admiradora. Francisca obtenía admirables milagros de Dios con sus oraciones. Curaba enfermos, alejaba malos espíritus, pero sobre todo conseguía poner paz entre gentes que estaban peleadas y lograba que muchos que antes se odiaban, empezaran a amarse como buenos amigos. Por toda Roma se hablaba de los admirables efectos que esta santa mujer conseguía con sus palabras y oraciones. Muchísimas veces veía a su ángel de la guarda y dialogaba con él. Francisca fundó una comunidad de religiosas seglares dedicadas a atender a los más necesitados. Les puso por nombre "Oblatas de María", y su casa principal, que existe todavía en Roma, fue un edificio que se llamaba "Torre de los Espejos". Sus religiosas vestían como señoras respetables. No tenían hábito especial. Nombró como superiora a una mujer de toda su confianza, pero cuando Francisca quedó viuda entró también ella de religiosa, y por unanimidad las religiosas la eligieron superiora general. En la comunidad tomó por nombre "Francisca Romana". Había recibido de Dios la eficacia de la palabra y por eso acudían a ella numerosas personas para pedirle que les ayudara a solucionar los problemas de sus familias. El Espíritu Santo le concedió el don de consejo, por el cual sus palabras guiaban fácilmente a las personas a conseguir la solución de sus dificultades. Cuando llegaban las epidemias, ella misma llevaba a los enfermos al hospital, lo atendía, les lavaba la ropa y la remendaba, y como en tiempo de contagio era muy difícil conseguir confesores, ella pagaba un sueldo especial a varios sacerdotes para que se dedicaran a atender espiritualmente a los enfermos. Francisca ayunaba a pan y agua muchos días. Dedicaba horas y horas a la oración y a la meditación, y Dios empezó a concederle éxtasis y visiones. Consultaba todas las dudas de su alma con un director espiritual, y llegó a tal grado de amabilidad en su trato, que bastaba tratar con ella una sola vez para quedar ya amigos para siempre. A las personas que sabía que hablaban mal de ella, les prodigaba mayor amabilidad. Estaba gravemente enferma, y el 9 de marzo de 1440 su rostro empezó a brillar con una luz admirable. Entonces pronunció sus últimas palabras: "El ángel del Señor me manda que lo siga hacia las alturas". Luego quedó muerta, pero parecía alegremente dormida. Tan pronto se supo la noticia de su muerte, corrió hacia el convento una inmensa multitud. Muchísimos pobres iban a demostrar su agradecimiento por los innumerables favores que les había hecho. Muchos llevaban enfermos para que les permitieran acercarlos al cadáver de la santa, y así pedir la curación por su intercesión. Los historiadores dicen que "toda la ciudad de Roma se movilizó", para asistir a los funerales de Francisca.
Fue sepultada en la iglesia parroquial, y al conocerse la
noticia de que junto a su cadáver se estaban obrando milagros, aumentó mucho más
la concurrencia a sus funerales. Luego su tumba se volvió tan famosa que aquel
templo empezó a llamarse y se le llama aún ahora: La Iglesia de Santa Francisca
Romana.
Cada 9 de marzo llegan numerosos peregrinos a pedirle a
Santa Francisca unas gracias que nosotros también nos conviene pedir siempre:
que nos dediquemos con todas nuestras fuerzas a cumplir cada día los deberes que
tenemos en nuestro hogar, y que nos consagremos con toda la generosidad posible
a ayudar a los pobres y necesitados y a ser extraordinariamente amables con
todos. Santa Francisca: ruégale al buen Dios que así sea.
He aquí la descripción de una mujer admirable. "Que las
gentes comenten sus muchas buenas obras" (S. Biblia. Proverbios
31).
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VIERNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
PRIMERA LECTURA
Ahí viene el de los sueños,
vamos a matarlo
Lectura del libro del Génesis 37, 3-4. 12-13a. 17b-28
José
era el preferido de Israel, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una
túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás,
empezaron a odiarlo y le negaban el saludo.
Sus
hermanos trashumaron a Siquén con los rebaños de su padre. Israel dijo a José:
–
«Tus hermanos deben estar con los rebaños en Siquén; ven, que te voy a mandar
donde están ellos.»
José
fue tras sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron desde lejos. Antes
de que se acercara, maquinaron su muerte. Se decían unos a otros:
«Ahí
viene el de los sueños. Vamos a matarlo y a echarlo en un aljibe; luego diremos
que una fiera lo ha devorado; veremos en qué paran sus sueños.»
Oyó
esto Rubén, e intentando salvarlo de sus manos, dijo:
–
«No le quitemos la vida.» Y añadió:
–
«No derraméis sangre; echadlo en este aljibe, aquí en la estepa; pero no
pongáis las manos en él.»
Lo
decía para librarlo de sus manos y devolverlo a su padre. Cuando llegó José al
lugar donde estaban sus hermanos, lo sujetaron, le quitaron la túnica con
mangas, lo cogieron y lo echaron en un pozo vacío, sin agua. Y se sentaron a
comer.
Levantando
la vista, vieron una caravana de ismaelitas que transportaban en camellos goma,
bálsamo y resina de Galaad a Egipto. Judá propuso a sus hermanos:
–
«¿Qué sacaremos con matar a nuestro hermano y con tapar su sangre? Vamos a
venderlo a los ismaelitas y no pondremos nuestras manos en él, que al fin es
hermano nuestro y carne nuestra.»
Los
hermanos aceptaron.
Al pasar unos comerciantes madianitas, tiraron de su
hermano, lo sacaron del pozo y se lo vendieron a los ismaelitas por veinte
monedas. Estos se llevaron a José a Egipto.
Palabra de
Dios.
Salmo responsorial Sal 104, 16-17. 18-19. 20-21 (R.: 5 a)
R.
Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Llamó al
hambre sobre aquella tierra:
cortando el
sustento de pan;
por delante
había enviado a un hombre,
a José,
vendido como esclavo. R.
Le trabaron
los pies con grillos,
le metieron
el cuello en la argolla,
hasta que se
cumplió su predicción,
y la palabra
del Señor lo acreditó. R.
El rey lo
mandó desatar,
el señor de
pueblos le abrió la prisión,
lo nombró
administrador de su casa,
señor de
todas sus posesiones. R.
Versículo
antes del evangelio Jn 3, 16
Tanto amó
Dios al mundo que entregó a su Hijo único;
todos los
que creen en él tienen vida eterna.
EVANGELIO
Éste es el heredero: venid,
lo mataremos
+ Lectura
del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46
En
aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
–
«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con
una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a
unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado
el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los
frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados,
apalearon a unos, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió
de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi
hijo."
Pero
los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid,
lo matamos y nos quedamos con su herencia. "
Y,
agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Y
ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le
contestaron:
–
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros
labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y
Jesús les dice:
–
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
"La
piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es
el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?
Por
eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo
que produzca sus frutos.»
Los
sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que
hablaba de ellos.
Y,
aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.
Palabra del
Señor.
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