viernes, 13 de enero de 2012

SAN HILARIO



13 de enero
SAN HILARIO,
*
Obispo, Confesor

¿Qué cosa es vuestra vida? Un vapor que por un
poco de tiempo aparece, y luego desaparece.
(Santiago, 4, 15).
   San Hilario se convirtió a la fe cristiana leyendo la Sagrada Escritura. Tuvo la gloria de que fuera su discípulo el gran santo Martín, a quien comunicó su extraordinaria doctrina y su ardiente celo. Defendió la fe contra los herejes y fue desterrado por causa de la ortodoxia. Murió en el año 368.
  MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA HUMANA
   
   I. ¿Qué cosa es la vida humana? Es, dice el apóstol Santiago, un vapor que, casi al mismo tiem po, aparece y desaparece. ¡Qué corta es esta vida! Apenas comenzamos a vivir es menester, ya, pensar en morir. ¡Qué insegura es! No sabemos cuándo concluirá. Mas, ¡cuán llena está de miserias! ¿Puedes decir con verdad que has vivido un día siquiera sin disgusto? Sin embargo, amamos esta vida tan miserable, y tememos la muerte que debe abrirnos el paraíso: es que nuestra fe no es lo bastante viva.
   II. Nuestra vida no debe ser considerada en sí misma solamente; debe, además, considerarse como un tránsito a la eternidad. No vivimos para siempre, sino para morir un día, y para merecer el cielo. En lo único en que debemos emplear el tiempo de nuestra vida es, pues, en trabajar para merecer, después de ella, una eternidad feliz. Examinemos en particular todas nuestras acciones. ¡Ay! ¡Trabajamos en hacer fortuna, en consolidar nuestra reputación en esta tierra, como si debiéramos vivir en ella eternamente!
   III. Pronto terminará esta vida, y comenzará la eternidad, para ser recompensados o castigados, según el buen o mal uso que hayamos hecho de ella. ¡Tan poco tiempo tenemos para merecer una eternidad de dicha, y lo empleamos en otras cosas! No sabemos cuánto durará este tiempo; trabajemos, pues, seriamente. ¿Qué no se sufre para prolongar algunos instantes una vida miserable? ¡Y nada se quiere soportar para merecer una vida eterna y bienaventurada!
 La lectura espiritual
Orad por los sacerdotes.
ORACIÓN
      Oh Dios, que habéis instruido a vuestro pueblo con las verdades de la salvación por ministerio del bienaventurado Hilario, haced, benignamente, que después de tenerlo en la tierra como doctor y guía, lo tengamos como intercesor en el cielo.  Por N. S. J. C. Amén


  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. http://visit.geocities.com/visit.gif?&r=&b=Netscape%205.0%20%28Windows%20NT%206.1%3B%20WOW64%29%20AppleWebKit/536.5%20%28KHTML%2C%20like%20Gecko%29%20Chrome/19.0.1084.46%20Safari/536.5&s=1366x768&o=Win32&c=32&j=true&v=1.2 1

VIERNES DE LA PRIMERA SEMANA






PRIMERA LECTURA


Gritaréis contra el rey, pero Dios no os responderá


Lectura del primer libro de Samuel 8, 4-7. 10-22a


En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá.

Le dijeron:

–Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.

A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor.

El Señor le respondió:

–Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey.

Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey:

–Estos son los derechos del rey que os regirá: A vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras. Vuestros campos, viñas y los mejores olivares, os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas, os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, y a vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. ¡Y vosotros mismos seréis sus esclavos! Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.

El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:

–No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en nuestra guerra.

Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor.

El Señor le respondió:

–Hazles caso y nómbrales un rey.

Palabra de Dios.



Salmo responsorial Sal 88, 16-17. 18-19

R.  Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:

caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;

tu nombre es su gozo cada día,

tu justicia es su orgullo. R.

Porque tú eres su honor y su fuerza,

y con tu favor realzas nuestro poder.

Porque el Señor es nuestro escudo

y el Santo de Israel, nuestro rey. R.



EVANGELIO

El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados

+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 2, 1-12

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos, que no quedaba sitio ni a la puerta.

El les proponía la Palabra.

Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

–Hijo, tus pecados quedan perdonados.

Unos letrados, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

–¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

–¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»?

Pues, para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados... entonces le dijo al paralítico:

–Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos.

Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios diciendo:

–Nunca hemos visto una cosa igual.


Palabra del Señor.