lunes, 20 de febrero de 2012

LUNES DE LA SÉPTIMA SEMANA




PRIMERA LECTURA
Si tenéis el corazón amargado por la envidia y el egoísmo, no andéis gloriándoos

Lectura de la carta del Apóstol Santiago 3, 13-18

Queridos hermanos:
¿Hay alguno entre vosotros sabio y entendido? Que lo demuestre con una buena conducta y con la amabilidad propia de la sabiduría. Pero si tenéis el corazón amargado por la envidia y el egoísmo, no andéis gloriándoos, porque sería pura falsedad.Esa sabiduría no viene del cielo, sino que es terrena, animal, diabólica.  Donde hay envidias y peleas,
hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba, ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10- 15

R.  Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.

EVANGELIO

Tengo fe, pero dudo, ayúdame

+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 13-28

En aquel tiempo, cuando Jesús hubo bajado del monte, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos letrados discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
El les preguntó:
–¿De qué discutís?
Uno le contestó:
–Maestro, te he traído a mi hijo ; tiene un espíritu que no le deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.
El les contestó:
–¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
–¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?
Contestó él:
–Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.
Jesús replicó:
–¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.
Entonces el padre del muchacho gritó:
–Tengo fe, pero dudo, ayúdame.
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
–Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
–¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?
El les respondió:
–Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.

Palabra del Señor.

SAN EUQUERIO, Obispo y Confesor



20 de febrero
SAN EUQUERIO, *
Obispo y Confesor

Todos los que quieren vivir virtuosamente
 según Jesucristo, han de padecer persecución.
(2 Tim., 3, 12).



San Euquerio es movido por la gracia y abandona el mundo; pero es sacado de su retiro y es nombrado obispo de Orleáns. Demasiado amaba la gloria de Dios, como para que pudiera vivir en paz con el mundo, que es el enemigo de Jesucristo. Por su justicia fue pronto perseguido y desterrado a Colonia, más tarde a Lieja. Obtuvo el permiso de retirarse al monasterio de San Trond, donde murió en el año 743. Obró gran número de milagros sobre su tumba.

MEDITACIÓN
SOBRE LAS PERSECUCIONES



I. La virtud es perseguida en el mundo; no es su centro, ni el lugar de su reposo. Prepárate a sufrir los insultos de los hombres, si quieres vivir como servidor de Jesucristo. El discípulo no es más que su maestro. ¡Qué dicha para mí, dulce Jesús mío, ser maltratado como Vos, y por amor Vuestro! ¡Oh mundo infiel, cuán agradables me resultan tus persecuciones, pues me hacen amigo de Dios! ¡Oh siglo, qué culpable que eres! ¡Para hacer felices a tus amigos, los haces enemigos de Dios! (San Bernardo).

II. No te inquietes por lo que el mundo diga de ti; el mundo es un insensato que no juzga sino por pasión. Trata de contentar a Dios y a tu conciencia, y deja que hable el mundo y sus adoradores. Empero, combate con tus palabras sus falsas máximas, y con la santidad de tu vida sus malos ejemplos; prepárate a sufrir afrentas, burlas y calumnias, que son la copa que prepara para los discípulos de Cristo, y di con San Pablo: Si yo agradase a los hombres, no sería servidor de Jesucristo.

III. Persevera constantemente en la práctica de la virtud, sin mirar nunca atrás; resiste todos los ataques del mundo, es el modo de vengarte noblemente de este enemigo de tu virtud; dejará de atacarte cuando reconozca que eres invencible. Ruega a Dios por aquellos que te proporcionan la ocasión de practicar la paciencia. Tus oraciones y tus buenos ejemplos harán, con harta frecuencia, que tus perseguidores te admiren y te imiten.

El desprecio del mundo
Orad por las congregaciones religiosas.

ORACIÓN
Dios todopoderoso, haced que la augusta solemnidad del bienaventurado Euquerio, Vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.




.

  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo I, (Ed. ICTION, BuenosAires, 1982)
1

SAN ELEUTERIO, Obispo y Mártir

San Eleuterio, obispo y martir, 18 de abril


20 de febrero 
SAN ELEUTERIO,(*)
Obispo y Mártir


Todo aquél que comete pecado
es esclavo del pecado.
(Juan, 8, 34).


   Las numerosas conversiones que obró este santo obispo en Iliria excitaron contra él el odio de los paganos, que lo denunciaron a los magistrados. Detenido y conducido a Italia, fue asado en una parrilla, colocado después en un lecho de hierro calentado al rojo y, por fin, sumergido en una caldera de aceite y pez hirviendo. Como saliera sano y salvo de todos estos suplicios fue arrojado a los leones, que no le hicieron ningún mal. Finalmente, fue golpeado con varas hasta que murió a la vista de su madre, Santa Antea, y fue al cielo a gozar de la libertad de los hijos de Dios, libertad que ya presagiaba su nombre Eleuterio, es decir, hombre libre.
  
  MEDITACIÓN
SOBRE LA LIBERTAD 
DE LOS  SERVIDORES DE DIOS


   I. No existe servidumbre más cruel que la de los libertinos e impíos: se dicen libres y gimen bajo la más vergonzosa de las esclavitudes: la del pecado. Tantos tiranos tienen cuantas pasiones; están cargados con tantas cadenas como vicios y malas costumbres tienen. Viene la pasión y dice: Eres mío. Vienen todos los vicios y dicen: Eres mío. ¡Qué vil esclavo es quien obedece a tantos señores! (San Ambrosio) .

  II. Verdaderamente es libre quien sirve a Dios y le obedece, pues no tiene entonces sino un solo Señor, el cual nada ordena que no esté de acuerdo con la razón y que no sea para nuestro mayor bien. El servicio voluntario y razonable que le rendimos nos libra de la vergonzosa tiranía del demonio, del pecado y de nuestras pasiones. ¡Ah! si mi libertad es un bien inestimable, si es el mayor de todos los tesoros, ¿a quién lo sacrificaría mejor que a Vos, Dios mío, que me la habéis dado? Obedecer a Dios, es ser libre.

   III. Para gozar de una entera y perfecta libertad en este mundo, no se ha de temer ni amar sino a Dios. Todos los suplicios, todas las aflicciones imaginables, todos los placeres y todas las grandezas del mundo, no podrán obligarte a cometer la más mínima falta. De cuántas penas, temores y dolores te librarías, si grabases profundamente en tu espíritu este pensamiento: ¡No temer sino a Dios, no amar sino a Dios! El malo no puede ser libre. (Séneca).


El perdón de las injurias
Orad por vuestros enemigos.


ORACIÓN
   Dios todopoderoso, mirad nuestra flaqueza y cómo nos agobia el peso de nuestras obras y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Eleuterio, vuestro mártir.  Por J. C. N. S.

  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

1