20 de febrero
SAN ELEUTERIO,(*)
Obispo y Mártir
Todo aquél que comete pecado
es esclavo del pecado.(Juan, 8, 34).
es esclavo del pecado.(Juan, 8, 34).
   Las numerosas conversiones que 
      obró este santo obispo en Iliria excitaron contra él el odio de los 
      paganos, que lo denunciaron a los magistrados. Detenido y conducido a 
      Italia, fue asado en una parrilla, colocado después en un lecho de hierro 
      calentado al rojo y, por fin, sumergido en una caldera de aceite y pez 
      hirviendo. Como saliera sano y salvo de todos estos suplicios fue arrojado 
      a los leones, que no le hicieron ningún mal. Finalmente, fue golpeado con 
      varas hasta que murió a la vista de su madre, Santa Antea, y fue al cielo 
      a gozar de la libertad de los hijos de Dios, libertad que ya presagiaba su 
      nombre Eleuterio, es decir, hombre libre. 
   I. No existe servidumbre más 
      cruel que la de los libertinos e impíos: se dicen libres y gimen bajo la 
      más vergonzosa de las esclavitudes: la del pecado. Tantos tiranos tienen 
      cuantas pasiones; están cargados con tantas cadenas como vicios y malas 
      costumbres tienen. Viene la pasión y dice: Eres mío. Vienen todos los 
      vicios y dicen: Eres mío. ¡Qué vil esclavo es quien obedece a 
      tantos señores! (San Ambrosio) . 
  II. Verdaderamente es libre quien 
      sirve a Dios y le obedece, pues no tiene entonces sino un solo Señor, el 
      cual nada ordena que no esté de acuerdo con la razón y que no sea para 
      nuestro mayor bien. El servicio voluntario y razonable que le rendimos nos 
      libra de la vergonzosa tiranía del demonio, del pecado y de nuestras 
      pasiones. ¡Ah! si mi libertad es un bien inestimable, si es el mayor de 
      todos los tesoros, ¿a quién lo sacrificaría mejor que a Vos, Dios mío, que 
      me la habéis dado? Obedecer a Dios, es ser libre. 
   III. Para gozar de una 
      entera y perfecta libertad en este mundo, no se ha de temer ni amar sino a 
      Dios. Todos los suplicios, todas las aflicciones imaginables, todos los 
      placeres y todas las grandezas del mundo, no podrán obligarte a cometer la 
      más mínima falta. De cuántas penas, temores y dolores te librarías, si 
      grabases profundamente en tu espíritu este pensamiento: ¡No temer sino a 
      Dios, no amar sino a Dios! El malo no puede ser libre. 
      (Séneca). 
El perdón de las injurias  
Orad por vuestros enemigos. 
ORACIÓN
       
   Dios todopoderoso, mirad 
      nuestra flaqueza y cómo nos agobia el peso de nuestras obras y fortificadnos por la gloriosa intercesión de San Eleuterio, vuestro mártir.  
      Por J. C. N. S. 
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- * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)
 
