12 de diciembre
 SAN CORENTINO,(*)
Obispo y Confesor
(365-460)
Cualquiera que beba de esta agua que yo le daré
nunca volverá a tener sed.
(Juan, 4, 13).
nunca volverá a tener sed.
(Juan, 4, 13).
   San Corentino se retiró a un desierto y en él obtuvo 
de Dios una fuente que le proporcionaba agua
de la que tenía necesidad. El duque de Bretaña, yendo
de caza, lo encontró en el fondo de una floresta y le hizo edificar un 
monasterio. En seguida le fue confiado el obispado de Cornouailles (o
Quimper). Como tantos otros lugares donde vivieron santos obispos o 
abades de monasterios, la naciente ciudad de
Quimper tomó su nombre y se llamó Quimper
Corentino.
   I. Los placeres de este mundo 
se parecen a aguas fangosas que no podrían quitar la sed. ¿Has oído
alguna vez a un avaro, acaso, a un ambicioso o a un voluptuoso, decir: 
Basta? ¿Tú mismo podrías tal vez decir que alguna vez estuviste 
plenamente satisfecho de la posesión de un bien creado? ¿No faltó acaso 
algo a tu felicidad? Señor, he sido desgraciado cuando te abandoné, a 
Ti, fuente viva de verdaderos placeres; dadme, Señor, el agua de 
vuestra santa gracia: sólo
ella es capaz de apagar mi sed.
    II. En el cielo, Dios te contentará plenamente: el cielo no es otra 
cosa que la
posesión de un bien infinito, universal y eterno, capaz, dicho en una 
palabra, de contentar todos nuestros deseos. Sí, Señor, me saciaré 
cuando me hayas manifestado vuestra gloria. Beberé a grandes tragos en 
los torrentes de delicias que riegan la Jerusalén celestial. Ya nada 
temeré, nada desearé, nada amaré sino a Vos y en
Vos poseeré todos los bienes imaginables.
  
 III. Para llegar a esta venturosa estancia, hay que beber aquí el cáliz
 de la Pasión de Jesús, hay que mojar el propio pan con lágrimas y pasar
 esta vida suspirando y gimiendo. Es preciso, además, extraer el agua 
viva de las fuentes del Salvador, frecuentar
los sacramentos, meditar la Pasión del divino Maestro e imitar sus 
virtudes. En una palabra, date a Dios durante tu vida y lo poseerás 
durante la eternidad. El reino de los cielos tiene un precio, ese precio eres
tú, date a ti mismo y lo obtendrás. 
El pensamiento del cielo 
Orad por los obispos.
Orad por los obispos.
ORACIÓN
   Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Corentino, vuestro
confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la
salvación.  Por
J. C. N. S.  Amén.