sábado, 27 de octubre de 2012

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO


DOMINGO XXX
DEL TIEMPO ORDINARIO
PRIMERA LECTURA
Guiaré entre consuelos a los ciegos y cojos
Lectura del libro de Jeremías 31, 7-9
Así dice el Señor:
«Gritad de alegría por Jacob,
 regocijaos por el mejor de los pueblos;
proclamad, alabad y decid:
El Señor ha salvado a su pueblo,
al resto de Israel.
Mirad que yo os traeré del país del norte,
os congregaré de los confines de la tierra.
Entre ellos hay ciegos y cojos,
preñadas y paridas:
una gran multitud retorna.
Se marcharon llorando,
los guiaré entre consuelos;
los llevaré a torrentes de agua,
por un camino llano en que no tropezarán.
Seré un padre para Israel,
Efraín será mi primogénito.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial  Sal 125,1 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6     (R.: 3)
R. El Señor ha estado grande con nosotros,
      y estamos alegres.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.

SEGUNDA LECTURA
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-6
Hermanos:
Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
El puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.
A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.
Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mis­mo la dignidad de sumo sacerdote, –sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, se­gún el rito de Melquisedec.»
Palabra de Dios.

Aleluya Cf. 2Tm 1, 10
Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida, por medio del Evangelio.

EVANGELIO
Maestro, haz que pueda ver
+Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
– «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
– «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo:
– «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole:
– «Animo, levántate, que te llama.»
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:
– «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó:
– «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo:
– «Anda, tu fe te ha curado.»
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA VIGÉSIMA NOVENA SEMANA



PRIMERA LECTURA
Cristo es la cabeza; de él todo el cuerpo se procura el crecimiento
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 4, 7-16
Hermanos:
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia
según la medida del don de Cristo.
Por eso dice la Escritura:
«Subió a lo alto llevando cautivos
y dio dones a los hombres».
El «subió» supone que había bajado
a lo profundo de la tierra
y el que bajó es el mismo que subió
por encima de los cielos
para llenar el universo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles,
a otros, profetas,
a otros, evangelistas,
a otros, pastores y doctores,
para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio,
y para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo
en su plenitud.
Para que ya no seamos niños
sacudidos por las olas
y llevados al retortero por todo viento de doctrina,
en la trampa de los hombres,
que con astucia conduce al error;
sino que, realizando la verdad en el amor,
hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo,
del cual todo el cuerpo,
bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren,
actuando a la medida de cada parte,
se procura el crecimiento del cuerpo,
para construcción de sí mismo en el amor.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5
R.  Llenos de alegría vamos a la casa del Señor.

Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor.»
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor.
En ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David. R.

EVANGELIO
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En aquella ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
–¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y les dijo esta parábola:
Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
–Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó:
–Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Palabra del Señor.