miércoles, 10 de julio de 2024

SAN CRISTÓBAL, Mártir

10 de julio 
  SAN CRISTÓBAL, 
  Mártir

   Aguerrido y asaz petulante es el mozo. Sueña con aventuras y se ha propuesto no cejar en el empeño. Sabe que tiene buen porte y anda muy pagado de su figura gentil. Tan airosa es su facha que, andando los siglos, se leerá en el himno antiguo del Breviario Toledano: "Elegans statura, mente elegantior, -Visu fulgens, corde vibrans-, Et capillis rutilans" (Lindo talle, de mejor entendimiento -ojos alegres, corazón ardiente-, y de cabellos rubios rutilantes). Pero el mozo no conoce aún la Luz verdadera y sólo para mientes en sus ansias de gloria.  

   Se le conoce por varios nombres. Offero, Réprobo, Relicto y Adócimo. Por todos ellos responde el joven, muy pagado de su alcurnia y su linaje. Porque es el unigénito, y primogénito de un rey cananeo, cuya esposa veía transcurrir su vida sin descendencia. Su nacimiento le ha costado muchas lágrimas y muchos rezos.

   Relicto -el nombre más usual en sus biografías- ha visto la luz primera en tierra cananea. Acaso en Tiro, acaso en Sidón. Ambas se disputan la supremacía de la Tierra de Promisión, dada por Dios hace muchos años a los hijos de Israel, en premio a los inmensos trabajos que padecieron por espacio de cuatro centurias uncidos a la tiranía de los faraones.

   Ambas ciudades envuelven su cuna en leyendas mitológicas, y de ellas habla la Biblia en sus primeros libros. El Génesis (10, 19) designa a Sidón ya con este nombre, y en el libro de Josué (11, 8) Tiro pasa por ser una plaza fuerte.

   Ambas asimismo rivalizaron en importancia y lucharon con denuedo para irrogarse la supremacía del mar, detentada a la postre por Tiro, madre de ciudades, como Hipona y Cartago, en África del Norte.

SANTA RUFINA y SANTA SEGUNDA, Mártires



10 de julio 

LOS SANTOS SIETE HERMANOS*



Los siete hermanos, cuya fiesta celebramos, son los hijos de Santa Felicitas, ilustre romana del siglo II. Confesaron la fe valientemente ante la mirada de esta madre admirable que temía más, dice San Gregorio Magno, dejar a sus hijos vivos después de ella, que, como suelen temer los padres carnales, verlos morir antes.


SANTA RUFINA y SANTA SEGUNDA, 
Mártires





Jesucristo se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente  
hasta la muerte, y muerte de cruz.
(Filipenses, 2,8).

   Rufina y Segunda eran hermanas; sus padres las habían prometido a dos señores romanos, pero rehusaron casarse, porque ya habían elegido como esposo a Jesucristo. Se las encarceló y se las azotó para que consintiesen en la pérdida de la virginidad y de la fe. Se las arrojó al Tíber, pero un ángel acudió a sacarlas. Finalmente, fueron decapitadas por orden de los emperadores Valeriano y Galo, en el año 257. 

MEDITACIÓN SOBRE LA NECESIDAD 
DE LLEVAR BIEN LA PROPIA CRUZ  

   I. Jesucristo amaba tiernamente a esta madre admirable y a los siete hijos que ella había educado para Él; amaba igualmente a estas dos hermanas que lo habían elegido por esposo. Por eso los admitió, a todos, a compartir con El sus sufrimientos. No te asombres: Dios ha resuelto salvar a los hombres solamente por la cruz. Jesucristo, para redimirnos, llevó la suya; tú, para salvarte, debes también llevar la tuya. Es el camino grande del cielo, aquél por el cual han pasado todos los santos; te extraviarás si buscas otro. No nos contentemos con adorar la cruz sobre los altares; no basta ello para salvarse. No hemos de adorar la cruz solamente, hemos de llevarla.

   II. Los malvados llevan su cruz, pero para su condenación. Mira a los esclavos de la vanidad, de las riquezas, de los placeres; viven en continua inquietud de espíritu y en continuo trabajo. ¿Para qué? Para adquirir bienes que habrá que abandonar el día menos pensado, y que los arrastrarán al infierno. Si se imponen tanta fatiga por una recompensa fugitiva, ¿no es, acaso, cobardía de nuestra parte rehuir el sufrimiento de un instante a cambio de una gloria inmortal?

   III. Haz lo que te plazca: quieras o no, llevarás tu cruz. La llevarás como Jesucristo, que la pidió sin haberla merecido; o bien como el mal ladrón, que la llevó de mala gana y sin mérito. Es preciso pasar por los sufrimientos para llegar a la gloria. Dos caminos nos muestra Cristo: uno penoso que debemos soportar, otro feliz que debemos esperar.(San Agustín).
   La mortificación
Orad por los afligidos. 

ORACIÓN
   Haced, os suplicamos, Dios omnipotente, que los gloriosos mártires que tan valientemente confesaron vuestro Santo Nombre, nos hagan experimentar los efectos de su piadosa protección. Por J. C. N. S.  Amén.
   


  • * Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo III, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

MIÉRCOLES DE LA DECIMOCUARTA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Es tiempo de consultar al Señor
Lectura del Profeta Oseas 10, 1-3. 7-8. 12
Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía.
Tiene el corazón dividido, ahora lo expiará: El mismo destruirá sus altares, abatirá sus estelas. Ahora dicen: No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey? Desaparece Samaría, y su rey, como espuma sobre la superficie del agua.
Son destruidos los altozanos de los ídolos, el pecado de Israel.
Cardos y abrojos crecen sobre sus altares; gritan a los montes: «Cubridnos» , a los collados: «Caed sobre nosotros».
Sembrad justicia y cosecharéis misericordia.
Roturad un campo, que es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y llueva sobre vosotros la justicia.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 104, 2-3. 4-5. 6-7.
V/. Buscad continuamente el rostro del Señor.
R/. Buscad continuamente el rostro del Señor.

V/. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R/.

V/. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R/.


EVANGELIO
Id a las ovejas descarriadas de Israel

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 1-7

En aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, el llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el fanático, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca.


Palabra del Señor.