La sabiduría del mundo es locura ante
Dios.
(1 Corintios, 3,
(1 Corintios, 3,
Según San Gregorio de Tours, San
Dionisio, nacido en Italia, fue enviado a las Galias, hacia el año 250, con
otros seis obispos misioneros. De este grupo, el que penetró más en el país fue
San Dionisio, acompañado del presbítero San Rústico y del diácono San Eleuterio.
Llegaron a Lutecia, hoy París, y establecieron una iglesia cristiana en una
isla del Sena. Instigado por los sacerdotes de los ídolos, el gobernador romano
Fescennino Sisinio lo hizo detener y decapitar, alrededor del año 275.
I. Santiago en su Epístola, dice que
la prudencia del mundo es terrena, animal o diabólica. La prudencia terrena es
la de los avaros, la prudencia animal, la de los voluptuosos, y la prudencia
diabólica, la de los ambiciosos. ¿En cuál de estas tres categorías se te puede
catalogar a ti? ¿No es verdad acaso que no trabajas sino para procurarte
riquezas, placeres u honores? ¿No son éstos los tres ídolos a quienes ofreces
sacrificios? Les inmolas tu espíritu, les consagras tus afanes, les
ofreces en holocausto tu prudencia. (Tertuliano).
II. La prudencia del cielo desprecia
estas tres clases de bienes. Desprecia las riquezas, porque no es a los ricos
sino a los pobres a quienes Jesucristo promete la felicidad. Ella se priva de
los placeres pasajeros de esta vida, para poder gozar de las delicias eternas
en compañía de los bienaventurados. En nada cuenta la estima de los hombres:
bástale la de Dios. En una palabra, desprecia todo lo que es de este mundo,
para alcanzar el cielo, mientras que la sabiduría del mundo nos hace olvidar el
cielo para no hacernos pensar más que en la tierra. Esta sabiduría funesta presenta ante
nuestras miradas los bienes pasajeros y nos esconde los bienes eternos. (San Eusebio).
III. Para conducirte en todo según la
verdadera prudencia, piensa siempre en el fin que debes alcanzar. Hay que ir al
cielo, he ahí mi gran negocio; si lo logro, soy feliz; si fracaso, todo está
perdido para mí. ¿Qué medidas tomas para llegar al cielo?. Proponte este fin en todas tus acciones y
mira si ellas te conducen a él. Porque, después de todo, una sola cosa es necesaria.
La prudencia
Orad por vuestra patria.
Orad por vuestra patria.
ORACIÓN
Oh Dios, que en este día armasteis a
vuestro mártir pontífice San Dionisio de fuerza y de valor para soportar los
tormentos, y lo asociasteis a Rústico y Eleuterio a fin de anunciar vuestra
gloria a las naciones, concedednos la gracia de despreciar, imitándolos, las
prosperidades del mundo y a no temer las adversidades. Por J. C. N. S. Amén.