sábado, 23 de marzo de 2013

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO, Arzobispo de Lima

23 de Marzo
 Santo Toribio de Mogrovejo
Arzobispo de Lima
(año 1606)


Nació en Mayorga, España, en 1538.
Los datos acerca de este Arzobispo, personaje excepcional en la historia de Sur América, producen asombro y maravilla.
Los historiadores dicen que Santo Toribio fue uno de los regalos más valiosos que España le envió a América. Las gentes lo llamaban un nuevo San Ambrosio, y el Papa Benedicto XIV dijo de él que era sumamente parecido en sus actuaciones a San Carlos Borromeo, el famoso Arzobispo de Milán.
Toribio era graduado en derecho, y había sido nombrado Presidente del Tribunal de Granada (España) cuando el rey Felipe II al conocer sus grandes cualidades le propuso al Sumo Pontífice para que lo nombrara Arzobispo de Lima. Roma aceptó y envió el nombramiento, pero Toribio tenía mucho temor a aceptar. Después de tres meses de dudas y vacilaciones aceptó.

SÁBADO V SEMANA CUARESMA



PRIMERA LECTURA
Los haré un solo pueblo
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 21-28
Así dice el Señor:
«Yo voy a recoger a los israelitas
por las naciones adonde marcharon,
voy a congregarlos de todas partes
y los voy a repatriar.
Los haré un solo pueblo en su país,
en los montes de Israel,
 y un solo rey reinará sobre todos ellos.
No volverán a ser dos naciones
ni a desmembrarse en dos monarquías.
No volverán a contaminarse
con sus ídolos y fetiches y con todos sus crímenes
Los libraré de sus pecados y prevaricaciones,
los purificaré:
ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey,
el único pastor de todos ellos.
aminarán según mis mandatos
y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.
Habitarán en la tierra que le di
a mi siervo Jacob,
en la que habitaron vuestros padres;
allí vivirán para siempre,
ellos y sus hijos y sus nietos;
y mi siervo David será su príncipe
para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz,
alianza eterna pactaré con ellos.
Los estableceré, los multiplicaré
y pondré entre ellos mi santuario para siempre;
tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo.
Y sabrán las naciones que yo soy el Señor
que consagra a Israel,
cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.»

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Jr 31, 10. 11-12ab. 13 (R.: 10d)
R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anuncia la en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño.» R.
Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R.

Versículo antes del evangelio  Ez 18, 31
Quitaos de encima vuestros delitos
–dice el Señor–,
y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo.

EVANGELIO
Para reunir a los hijos de Dios dispersos
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
– «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.»
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
– «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.»
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
– «¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?»
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor.