sábado, 3 de noviembre de 2012

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO


DOMINGO XXXI
DEL TIEMPO ORDINARIO
PRIMERA LECTURA
Escucha, Israel: Amarás al Señor con todo el corazón
Lectura del libro del Deuteronomio 6, 2-6
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo:
–«Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel."
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.
Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab (R.: 2)
R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R.

SEGUNDA LECTURA
Como permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa
Lectura de la carta a los Hebreos 7, 23-28
Hermanos: Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo Tes­tamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdo­cio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor.
Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, ino­cente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbra­do sobre el cielo.
Él no necesita ofrecer sacrificios cada día –como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo–, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, pos­terior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
Palabra de Dios.

Aleluya Jn 14, 23
El que Me ama guardará mi palabra –dice el Señor–, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.

EVANGELIO
No estás lejos del reino de Dios
+Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
– «¿Qué mandamiento es el primero de todos?»
Respondió Jesús:
– «El primero es: "Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu cora­zón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba replicó:
– «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los ho­locaustos y sacrificios.»
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
– «No estás lejos del reino de Dios.»
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.

SAN MARTÍN DE PORRES, religioso





SÁBADO DE LA TRIGÉSIMA SEMANA



PRIMERA LECTURA
Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 1, 18b-26
Hermanos:
Con tal de que se anuncie a Cristo, yo me alegro; y me seguiré alegrando, porque sé que esto será para mi bien, gracias a vuestras oraciones y al espíritu de Cristo que me socorre. Lo espero con impaciencia, porque en ningún caso saldré derrotado; al contrario, ahora como siempre, Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en esta alternativa: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro, quedarme en esta vida, veo que es más necesario para vosotros. Convencido de esto, siento que me quedaré y estaré a vuestro lado, para que avancéis alegres en la fe, de modo que el orgullo cristiano que sentís por mí rebose cuando me encuentre de nuevo entre vosotros.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 41, 2. 3. 5bcd
R.  Mi alma tiene sed del Dios vivo.
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío. R.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.
Recuerdo cómo marchaba a la cabeza del grupo
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta. R.

EVANGELIO
El que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 7-11
En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo:
–Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a éste. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Palabra del Señor.