jueves, 31 de octubre de 2024

SAN QUINTÍN, Mártir

31 de octubre
SAN QUINTÍN,*
Mártir

 

Vosotros afectáis ser justos ante los hombres,
pero Dios conoce vuestros corazones;
porque lo que es grande ante el mundo
es abominación ante Dios.
(Lucas, 16, 15).


   San Quintín, hijo del senador Zenón de Roma, fue aprehendido por el prefecto Rictio Varo mientras predicaba el Evangelio en Picardía. Después de haber sido azotado, fue cargado de cadenas y echado en una prisión; mas, un ángel lo sanó de sus heridas, lo libró de sus cadenas y le abrió las puertas de la cárcel. Predicó en medio de la calle y convirtió a seiscientas personas. El tirano lo hizo atormentar de diversas maneras y, viéndolo invencible lo hizo decapitar, en el año 287, después de cuatro años de maravilloso apostolado.
 
MEDITACIÓN
SOBRE LA HIPOCRESÍA
   I. La mayor parte de los hombres se esfuerzan más por parecer cristianos y virtuosos que por serlo en realidad. Se salvan las apariencias, se quiere contentar a los hombres, pero uno no se toma mucho trabajo por contentar a Dios y la propia conciencia. Se ordena el exterior y el alma está en desorden. ¡Desventurados! Dios nos ve tales cuales somos y no tales cuales queremos aparecer. Dios es quien nos juzgará y no los hombres; no podemos engañarlo, nos engañamos a  nosotros mismos.

   II. ¿Qué pretendes con esa devoción de apariencia? ¿De qué te servirá la estima de los hombres, si Dios te desprecia? Gratuitamente te condenas, tienes toda la pena que los santos encontraron en el servicio de Dios, no tienes sus consuelos en esta vida y no tendrás su recompensa en la otra. ¿Qué haréis, vosotros hipócritas, el día del juicio, cuando Dios dé a conocer vuestros crímenes a todos los hombres y a todos los ángeles?

   III. A nadie juzgues por las apariencias, el rostro engaña a menudo. Tal parece orgulloso y es muy humilde. A Dios sólo pertenece el penetrar los secretos del corazón humano; interpreta las acciones de los demás como desearías que se interpretaran las tuyas. Examina tus propios defectos y mira si no eres del número de aquellos de que habla San Cipriano, que condenan en lo exterior aquello que hacen en lo interior, acusadores en público y pecadores en secreto.

La huida de la hipocresía
Orad por la conversión de los hipócritas.
 
ORACIÓN
   Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado Quintín, vuestro mártir, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.

 *Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. Tomo II, (Ed. ICTION, Buenos Aires, 1982)

SAN ALONSO RODRIGUEZ, Presbítero

31 de octubre

SAN ALONSO RODRIGUEZ,
Presbítero

   Desaparecida su partida de bautismo, discuten los modernos biógrafos del Santo la fecha de su nacimiento, pareciendo casi seguro que éste tuvo lugar en Segovia el año 1533. Fue hijo de Diego Rodríguez y de María Gómez, dedicados al comercio de paños, y fue el segundo de los once hijos, siete varones y cuatro hembras, nacidos de este matrimonio. Cuando Alonso tenía doce años llegaron a Segovia dos de los primeros jesuitas, que se hospedaron en casa de Diego Rodríguez y, después de practicar su apostolado en la ciudad, se retiraron a una casa de campo. Durante todo el tiempo que estuvieron en Segovia tuvo el niño Alonso verdadera intimidad y trato con ellos, y los padres le enseñaron la doctrina cristiana, a rezar el rosario, a ayudar a misa y a confesarse.
   Uno de estos padres era nada menos que el padre Fabro, y, aunque San Alonso olvidó sus nombres, recordó toda su vida y evocaba en su ancianidad estas enseñanzas recibidas en la niñez. Su padre envió a Alonso y a su hermano mayor a estudiar a Alcalá en el colegio de jesuitas allí fundado por el padre Francisco Villanueva, amigo de la familia, y a quien fueron encomendados los dos hermanos. No estuvo allí Alonso mas que un año, pues, fallecido su padre, la madre decidió que el primogénito continuase los estudios y Alonso regresase a Segovia para ponerse al frente del negocio paterno. Parece que el Santo no reunía grandes condiciones para el comercio, y el negocio iba cada día peor. Por consejo de su madre se casó con una joven montañosa llamada María Juárez, que poseía algunos bienes de fortuna. De este matrimonio nacieron dos hijos, pero la desgracia perseguía a Alonso, que perdió primeramente a uno de los hijos y a su mujer. Ya viudo, se murieron el otro hijo y la madre del Santo, que así quedó solo.

JUEVES DE LA TRIGÉSIMA SEMANA

PRIMERA LECTURA
Tomad las armas de Dios para poder mantener las posiciones
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 6, 10-20
Hermanos: Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder.
Poneos las armas que Dios os da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso sino contra los soberanos, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal.
Por eso, tomad las armas de Dios para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones.
Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar la noticia de la paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del malo.
Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu,
toda palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en la oración.
Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu.
Tened vigilias en que oréis con constancia por todo el pueblo santo.
Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda palabras que anuncien sin temor el secreto designio contenido en el Evangelio, del que soy embajador en cadenas.
Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 143, 1. 2. 9-10
V/. Bendito el Señor, mi Roca.
R/. Bendito el Señor, mi Roca.

V/. Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea. R/.
V/. Mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo; mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. R/.
V/. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes y salvas a David tu siervo. R/.


EVANGELIO
No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén
+Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 31-35
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.
El contestó: Id a decirle a ese zorro: «Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término».
Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas ! Pero no habéis querido.
Vuestra casa se os quedará vacía.
Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: «Bendito el que viene en nombre del Señor».
Palabra del Señor.