sábado, 29 de septiembre de 2012

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA
¿Estás celoso de mi? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!
Lectura del libro de los Números 11, 25-29
En aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moi­sés y, apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar en. seguida.
Habían quedado en el campamento dos del grupo, llama­dos Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se pusie­ron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:
– «Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, in­tervino:
– «Señor mío, Moisés, prohíbeselo.»
Moisés le respondió:
– «¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!»
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 18, 8. 10. 12-13. 14 (R.: 9a)
R. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.
Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado,
¿quién conoce sus faltas?
Absuélveme de lo que se me oculta. R.
Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado. R.

SEGUNDA LECTURA
Vuestra riqueza está corrompida
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 1-6
Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.
Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejér­citos.
Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al pla­cer. Os habéis cebado para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste.
Palabra de Dios.

Aleluya Cf. Jn 17, 17b. a
Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad.

EVANGELIO
El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela
+Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
– «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió:
_«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está con­tra nosotros está a favor nuestro.
Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al in­fierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno.
Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infier­no, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.»
Palabra del Señor.

Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael Fiesta


29 de septiembre
Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael
Fiesta
PRIMERA LECTURA
Miles y miles de ángeles le servían
Lectura del Profeta Daniel 7, 9-10. 13-14
Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego, sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo vi, en una visión nocturna, venir una especie de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano venerable y llegó hasta su presencia. A él le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron.
Su poder es eterno, no cesará. Su reino no acabará.
Palabra de Dios.

O bien:
Miguel y sus ángeles declararon guerra al dragón
Lectura del libro del Apocalipsis 12, 7-12a
Se trabó una batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles declararon guerra al dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no vencieron, y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y al gran dragón, a la serpiente primordial que se llama diablo y Satanás, y extravía la tierra entera, lo precipitaron a la tierra y a sus ángeles con él. Se oyó una gran voz en el cielo, Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías. Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos, al que los acusaba noche y día ante nuestro Dios: Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero y con la palabra del testimonio que dieron, pues no amaron tanto su vida como para rechazar la muerte. Por eso, alegraos, cielos, y los que en ellos habitáis.
Palabra de Dios.

Salmo Responsorial Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué,
me escuchaste, acreciste el valor en mi alma. R.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R. 
  
Aleluya Sal 102, 21
Aleluya, aleluya. Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos. Aleluya.

EVANGELIO
Veréis a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre
Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
Ahí tienes a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.
Natanael le contesta:
¿De qué me conoces?
Jesús le responde:
Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
Natanael respondió:
Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Jesús le contestó:
¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió:
Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre.
Palabra de Dios.