lunes, 5 de marzo de 2012

SAN ADRIAN, Mártir




5 de marzo
SAN ADRIAN,
Mártir

¡Ay de vosotros los ricos!, porque ya tenéis
vuestro consuelo en este mundo.

(Lucas, 6, 24) .


      San Adriano se trasladó a Cesárea para visitar en sus calabozos a los confesores de la fe, y fue detenido en las puertas de la ciudad. Interrogado acerca del motivo de su viaje, confesó ingenuamente la verdad y fue conducido a presencia del gobernador, quien lo hizo  desgarrar con uñas de hierro y lo condenó en seguida a ser arrojado a las fieras. Como éstas lo respetaron, fue degollado; corría el año 308
.
MEDITACIÓN
LOS RICOS SON DESGRACIADOS
EN ESTE y EN EL OTRO MUNDO
I. No obstante que los hombres miren a los ricos como dichosos en este mundo, en realidad son desgraciados. Preciso es que sin descansar trabajen para adquirir y conservar sus riquezas; el deseo de aumentarlas y el temor de perderlas los atormentan sin cesar. Hasta son tan ciegos que no pocas veces no se sirven de sus riquezas, por miedo de verlas  disminuir. No gozan los bienes de la tierra, y no gozarán los del cielo.
II. Considera al rico en la hora de la muerte. Dime por favor, ¿en cuánto estima ahora las riquezas que debe abandonar? ¡Ay! ¡con qué dolor conoce que ha de morir pronto, para ir a dar cuenta de su vida a ese Dios que tanto amó la pobreza y que despreció las riquezas! ¡Muerte cruel!, exclamaba un rey en sus últimos momentos, ¿así es cómo me separas de lo que tanto amé? (Libro de los Reyes).
III. ¿Los ricos serán felices por lo menos después de su muerte? ¿Lo podrían esperar, si no redimieron sus pecados mediante sus limosnas? Sus riquezas les proporcionaron los medios para cometer impunemente toda clase de crímenes; porque raro es dar con un hombre que solamente haga lo que debe, cuando tiene el poder de hacer todo lo que quiere. No sin razón Jesús dice a menudo que es difícil que un rico entre en el cielo. Él no quiso discípulos ricos en la tierra; ¡cuán para temer es que no reciba a muchos ricos en el cielo! Cristo, que es pobre, desprecia a los discípulos ricos. (San Cipriano).

El desprecio de las riquezas
Orad por
 los pobres.

ORACIÓN
   Dios todopoderoso, Os suplicamos hagáis que la intercesión del bienaventurado Adriano, vuestro mártir, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos fortifique en el amor de vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.

LUNES SEGUNDA SEMANA CUARESMA



PRIMERA LECTURA
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos
Lectura de la profecía de Daniel 9, 4b-10
Señor, Dios grande y terrible,
que guardas la alianza
y eres leal con los que te aman
y cumplen tus mandamientos.
Hemos pecado,
hemos cometido crímenes y delitos,
nos hemos rebelado
apartándonos de tus mandatos y preceptos.
No hicimos caso a tus siervos, los profetas,
que hablaban en tu nombre a nuestros reyes,
a nuestros príncipes, padres y terratenientes.
Tú, Señor, tienes razón,
a nosotros nos abruma hoy la vergüenza:
a los habitantes de Jerusalén,
a judíos e israelitas, cercanos y lejanos,
en todos los países por donde los dispersaste
por los delitos que cometieron contra ti.
Señor, nos abruma la vergüenza:
a nuestros reyes, príncipes y padres,
porque hemos pecado contra ti.
Pero, aunque nosotros nos hemos rebelado,
el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona.
No obedecimos al Señor, nuestro Dios,
siguiendo las normas que nos daba
por sus siervos, los profetas.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 78, 8. 9. 11 y 13 (R.: Sal 102, 10a)
R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R.

Versículo antes del evangelio  Jn 6, 63b. 68b
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.

EVANGELIO
Perdonad, y seréis perdonados
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.
La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Palabra del Señor.