25 de octubre
No andéis, pues, acongojados por el día de
mañana;
que el día de mañana harto cuidado traerá por sí;
bástale a cada día su propio afán.
(Mateo, 6,34).
que el día de mañana harto cuidado traerá por sí;
bástale a cada día su propio afán.
(Mateo, 6,34).
San Crisanto y Santa Daría no pudieron
ser inducidos, ni por las amenazas ni por las promesas, a adorar a los ídolos.
Viéndolos firmes y dispuestos a morir antes que ofender a Dios, el tirano hizo
envolver a Crisanto en la piel de un buey y lo expuso así a los ardores de un
sol ardiente; hizo conducir a Daría a un lugar de libertinaje, pero un león la
defendió contra las infames tentativas de sus enemigos. Entonces el tirano los
hizo arrojar a los dos en un gran brasero, pero salieron de entre las llamas
sin haber experimentado mal alguno. Por fin, fueron conducidos a un arenal y
allí enterrados vivos bajo un montón de piedras.
I. Comienza el día con la oración de
la mañana y termínalo con el examen de conciencia; todos los días asiste a la
santa misa, haz por lo menos una corta lectura espiritual, sé fiel a tus
prácticas de devoción para con la Santísima Virgen; todos los días encontrarás
tiempo suficiente para tus negocios. ¿Cómo cumples tus ejercicios de piedad?
¿Cómo pasas los días de tu vida? Cuando a la noche encuentres que nada hiciste
por Dios durante el día, di llorando: ¡Ay! he perdido un día que podía haber
hecho de mí un santo y me hubiera podido procurar una gloria eterna!
II. Al levantarte, dite a ti mismo: He
aquí, acaso, el último día de mi vida; si estuviera seguro que habría hoy de
morir, ¿cómo emplearía esta jornada? Durante el día, al empezar tus acciones,
eleva de vez en cuando tu corazón a Dios. Dile: Es por Vos, oh Dios mío, que
trabajo y que sufro; concededme la gracia de que termine bien lo que emprendo y
de que no os ofenda. Que toda mi vida os pertenezca, me ofrezco a Vos por
entero. (San Agustín).
III. Al examinar tu conciencia, hazte
estas preguntas: ¿Qué virtudes he practicado hoy y qué pecados he cometido?
¿Qué fue de los placeres que gocé y de los honores que recibí? ¿Qué me queda de
ellos? Y, al contrario, ¡qué alegría experimentaría si hubiese hecho o sufrido
algo por Dios! Piensa, por fin, que tu sueño sea acaso para ti el sueño de la
muerte y tus sábanas la mortaja con la que serás sepultado. La podredumbre será tu cama y los
gusanos tu vestidura. (Isaías).
El buen empleo del día
Orad por los Obispos.
Orad por los Obispos.
ORACIÓN
Haced, benignamente, Señor, que
vuestros mártires San Crisanto y Santa Daría intercedan por nosotros, a fin de
que tributándoles nuestros humildes homenajes, experimentemos los efectos de su
constante protección. Por J. C. N. S. Amen.