sábado, 19 de agosto de 2023

VIGESIMO DOMINGO


PRIMERA LECTURA
A los extranjeros los traeré a mi Monte Santo

Lectura del libro de Isaías 56, 1. 6-7

Así dice el Señor:
Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar y se va a revelar mi victoria.
A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza: los traeré a mi Monte Santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios, porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8
V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.

V/. El Señor tenga piedad y nos bendiga, 

ilumine su rostro sobre nosotros: 
 conozca la tierra tus caminos, 
todos los pueblos tu salvación.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.

V/. Que canten de alegría las naciones, 

porque riges la tierra con justicia,
riges los pueblos con rectitud 

y gobiernas las naciones de la tierra.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.

V/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; 

que le teman hasta los confines del orbe.
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, 

que todos los pueblos te alaben.

SEGUNDA LECTURA
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables para Israel

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 11, 13-15. 29-32

Hermanos :
A vosotros, gentiles, os digo:
Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos.
Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?
Los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios; pero ahora, al desobedecer ellos, habéis obtenido misericordia.
Así también ellos que ahora no obedecen, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia.
Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.
Palabra de Dios

EVANGELIO
Mujer, qué grande es tu fe

 +Lectura del santo Evangelio según San Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos
lugares, se puso a gritarle:
—Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene
un demonio muy malo.
El no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
—Atiéndela, que viene detrás gritando.
El les contestó:
—Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas:
—Señor, socórreme.
El le contestó:
—No está bien echar a los perros el pan de los hijos.
Pero ella repuso:
—Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
—Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor.

SÁBADO DE LA DECIMONOVENA SEMANA


PRIMERA LECTURA
Elegid hoy a quién queréis servir
Lectura del libro de Josué 24, 14-29
En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo:
«Pues bien: Temed al Señor; servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor.
Y si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al otro lado del río, o a los dioses del los amorreos en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor».

El pueblo respondió: 
«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de la esclavitud dé Egipto; quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos que atravesamos.
El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país.
También nosotros serviremos al Señor; ¡es nuestro Dios!».

Y Josué dijo al pueblo: 
 «No lograréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso.
No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará».

El pueblo le respondió: 
«¡No! Serviremos al Señor».

Josué insistió: 
«Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor».

Respondieron: 
«¡Somos testigos! Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor Dios de Israel».

El pueblo respondió: 
«¡Serviremos al Señor nuestro Dios y le obedeceremos!».

Aquel día Josué selló el pacto con el pueblo, y les dio leyes y mandatos en Siquén.
Escribió las cláusulas en el Libro de la Ley de Dios, cogió una gran piedra, y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: «Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho.
Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios».

Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
Algún tiempo después murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11.
V/. Tú eres, Señor, mi heredad.
R/. Tú eres, Señor, mi heredad.

V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». 
El Señor es el lote de mi heredad y mi cáliz, 
mi suerte está en tu mano. R/.

V/. Bendeciré al Señor que me aconseja, 
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, 
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

V/. Me enseñarás el sendero de la vida, 
me saciarás de gozo en tu presencia, 
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
 
EVANGELIO
No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos

+Lectura del santo Evangelio según San Mateo 19, 13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban.
Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos.
Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor.