23 de marzo
SAN TORIBIO DE MOGROVEJO,
Obispo y Confesor
Patrono del Episcopado de Iberoamérica
Su contribución a liberar parte de la Europa
germánica del yugo de la mentira religiosa
y filosófica y de la tiranía política que le es intrínseca
es ejemplo de la fuerza que puede tener el trabajo intelectual al servicio de la Verdad
es ejemplo de la fuerza que puede tener el trabajo intelectual al servicio de la Verdad
Toribio Alfonso de Mogrovejo nació en
Mayorga, hoy provincia de Valladolid, en 1538, de una antigua familia noble, muy
distinguida en la comarca. Su padre, don Luis, «el Bachiller Mogrovejo», como
le decían, fue regidor perpetuo de la villa, y su madre, de no menor señorío,
fue doña Ana de Robledo. Antes de él habían nacido dos hijos, Luis y
Lupercio. Y después de él, dos hermanas, Grimanesa y María Coco, que habría
de ser religiosa dominica. Muertos los dos primeros, a él le correspondió el
mayorazgo de los Mogrovejo. Recordaremos aquí su vida según la amplia y
excelente biografía de Vicente Rodríguez Valencia, y la más breve de Nicolás
Sánchez Prieto.
Su educación fue muy cuidada y completa. A
los 12 años estudia en Valladolid gramática y retórica, y a los 21 años, en
1562, comienza a estudiar en Salamanca, una de las universidades principales de
la época, que sirvió de modelo a casi todas las universidades americanas del
siglo XVI. En Salamanca le ayudó mucho, en su formación personal y en sus
estudios, su tío Juan de Mogrevejo, catedrático en Salamanca y en Coimbra.
Al parecer, pasó también en Coimbra dos años
de estudiante, y se licenció finalmente en Santiago de Compostela, adonde fue a
pie en peregrinación jacobea. En 1571 gana por oposición una beca en el
Colegio Mayor salmantino de San Salvador de Oviedo. Uno de sus condiscípulos
del Colegio, su amigo don Diego de Zúñiga, fue importante, como veremos, en
ciertos pasos decisivos de su vida.