19 de marzo
SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada
Virgen María
SAN JOSÉ,
Esposo de la Bienaventurada
Virgen María
Teniendo, pues, qué comer,
y con qué cubrirnos,
contentémonos con esto.
(1 Timoteo, 6, 8).
contentémonos con esto.
(1 Timoteo, 6, 8).
San José fue esposo legal de María y
padre nutricio de Jesús. Bastan estas dos palabras para su elogio. La gran
humildad de que dio pruebas ejerciendo el oficio de carpintero, la solicitud
con que rodeó la infancia del Salvador, su respeto para con la Madre de Dios,
lo hicieron digno de morir en los brazos de Jesús y de María. ¡Oh dulce muerte!
¿Quieres tú morir como él? Imita sus virtudes e invoca su protección.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ
SOBRE LA VIDA DE SAN JOSÉ
l. San José mereció, por su pureza, el
honor de ser elegido por Dios para ser el esposo de su Madre. ¡Qué gloria para
ti, oh gran santo, mandar a una esposa omnipotente en el cielo y en la tierra!
Imita la pureza, la humildad y la modestia de José, y María se mostrará contigo
llena de ternura. Para que llegues a ser un gran santo, haz, siguiendo el
ejemplo de San José, todas tus acciones pensando que Dios te ve.
II. Fue el padre nutricio de Jesús, y
Jesús le estaba sometido. Admira la humildad del Salvador, que, pudiendo nacer
en el palacio de Augusto o de Herodes, prefiere elegirse un padre pobre y
desconocido, un padre que debe trabajar con sus manos para procurarle alimento
y vestido. A ejemplo de San José, nunca te separes de Jesús: que en todos tus
actos sea tu compañero, conversa a menudo con Él. Haz un lugar a Jesús en medio de tus
hijos: que tu Señor venga a tu familia, que tu Creador se acerque a su
creatura. (San Agustín).
III. San José murió en
brazos de Jesús y de María. Tú también quieres terminar tu existencia con una
muerte dichosa y santa: ten una gran devoción a San José. Nos asegura Santa
Teresa que ha obtenido todo lo que ha pedido por los méritos de San José.
Pídele esta última gracia que debe coronar tu vida y hacerte comenzar una
eternidad de dicha. Con frecuencia durante tu vida, y sobre todo en la hora de
tu muerte, pronuncia los tres hermosos nombres de Jesús, María y José.
La devoción a San José
Rogad por los agonizantes.
Rogad por los agonizantes.
ORACIÓN
Haced, Señor, que los méritos del
bienaventurado José, esposo de vuestra Santísima Madre, nos ayuden, a fin de
que obtengamos por su intercesión lo que nuestra flaqueza no puede merecer. Vos
que, siendo Dios, vivís y reináis por todos los siglos de los siglos.
Amén.