lunes, 22 de julio de 2024

SANTA MARÍA MAGDALENA, Penitente



22 de julio
SANTA MARÍA MAGDALENA,*
Penitente


Le son perdonados muchos pecados,
porque ha amado mucho.
(Lucas, 7, 47).

   Mirad a esta ilustre penitente bañando con sus lágrimas los pies del Salvador y enjugándolos con sus cabellos. Es Magdalena, otrora, esclava del amor profano, y ahora esposa de Jesús. Lo acompaña en el Calvario; corre a la tumba para perfumar su cuerpo; se prosterna a los pies de Jesús resucitado; y después de su gloriosa ascensión, se retira a la soledad para llorar hasta la muerte pecados que sabía ella le habían sido perdonados. Si tú has imitado sus extravíos, imita su penitencia. Ama mucho, para que se te perdone mucho.

22 de julio SANTA MARÍA MAGDALENA Fiesta


PRIMERA LECTURA
Encontré al amor de mi alma
Lectura del libro del Cantar de los cantares 3, 1-4a
Así dice la esposa:
«En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré.
Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré.
Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad:
-”¿Visteis al amor de mi alma?”
Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma.»
Palabra de Dios.

O bien:
Ahora ya no juzgamos a Cristo según la carne
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14-17
Hermanos:
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la carne.
Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva.
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
Palabra de Dios.

Salmo responsorial Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)
R. Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabaran mis labios. R.

Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabaran jubilosos. R.

Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. R.


Aleluya
«¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.»

EVANGELIO
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quien buscas?
 +Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1. 11-18
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomo al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
-«Mujer, ¿por que lloras?»
Ella les contesta:
-«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.»
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
-«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
-«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.»
Jesús le dice:
-« ¡María! »
Ella se vuelve y le dice:
-«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!»
Jesús le dice:
-«Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro.”»
María Magdalena fue y anunció a los discípulos:
-«He visto al Señor y ha dicho esto.»
Palabra del Señor.